José Apezarena

Los charcos de doña Letizia

Las conversaciones informales con los reyes, esas que se producen en los famosos corrillos con ocasión de su presencia en algún acto oficial, se sirven para consumo de los presentes y no tienen proyección exterior. Dicho más claramente, no se cuentan. Y menos aún se publican.

Tal condición suele cumplirse de forma habitual, lo que proporciona a los monarcas cierta tranquilidad a la hora de expresarse con un poco más de libertad en esos ámbitos en principio reducidos y discretos.

Con todo, no faltan ocasiones en que algún detalle de dichos apartes acaba trascendiendo. Casi siempre se trata de aspectos poco relevantes, incluso anecdóticos, pero que en cualquier caso levantan un tanto el velo de cómo se comportan y qué piensan en realidad tan altos personajes.

A mediados de septiembre, precisamente el día de su 42 cumpleaños, doña Letizia presidió la entrega del premio Luis Carandell de periodismo, un acto celebrado en el Senado y en el que se reencontró con una parte de sus viejos compañeros de profesión.

La reina departió con unos y con otros, en un ambiente de cierta confianza. De esos corrillos ha trascendido una reflexión suya a propósito de su nueva condición de reina recién estrenada y del futuro que le espera. Tal como reveló El Confidente de la Corte, en Monarquía Confidencial, el comentario de doña Letizia fue: “Lo importante es no meterse en charcos”.

Hasta el momento parece que la joven reina lo va logrando. No ha entrado en grandes charcos desde que don Felipe fue proclamado rey. Y ya han pasado más de cien días.

Desde aquella fecha de junio, doña Letizia ha recibido alguna crítica menor. Por ejemplo, por el recurso a indumentarias informales, como aparecer en público vistiendo unos gastados pantalones a la moda, es decir, con rotos incluidos. Cosa menor, sin duda.

Y, dos días antes del cumpleaños, las redes sociales entraron en ebullición para relatar que se encontraba en el campus de la Complutense, con unas amigas y vistiendo look juvenil, asistiendo al festival de música Dcode. Y que abandonó el recinto pasada la media noche, una vez terminado el concierto del cantante Beck.

Aquí sí que puede haber un charco, si tal iniciativa se repitiera demasiado, como ocurrió el año pasado, cuando multiplicó sus salidas por libre. Entonces fue muy criticada, por ejemplo, su presencia en el FIB de Benicásim.

 

Tiene mucha razón, doña Letizia: es importante no meterse en charcos. Pues eso.

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