José Apezarena

El congreso del PP, una chapuza manifiesta

A nadie se le escapa la trascendencia del momento que vive el PP, como resultado de la pérdida del Gobierno (tras verse derrotados en una moción de censura) y de la dimisión de su presidente, Mariano Rajoy, que además ha salido pitando de su despacho e incluso de la capital de España.

Se trata de dos situaciones que han abierto en canal el partido, situándolo, en mi opinión, en una de las peores coyunturas de su historia.

Para tratar de salir del atolladero y solucionar tanto desafío, se ha convocado un proceso de consulta a las bases, preguntándoles quién debe asumir el mando a partir de ahora. Quién debe ser el nuevo líder.

Pero nos encontramos ante unas primarias bastante extrañas. De entrada, con dos fases muy diversas, en las que la decisión corresponderá a colectivos distintos: en primera instancia votarán los militantes; y, si ninguno de los candidatos logra la mitad más uno de los apoyos (una cuota francamente improbable de conseguir), entonces decidirán en segunda instancia los compromisarios. Unos delegados que, además, no tienen obligación alguna de respetar y hacer caso a la voluntad expresada con anterioridad por las bases. Chocante.

A esto se añade el despropósito de un proceso electoral mal diseñado. Hasta el punto de que puede hablarse de una chapuza de congreso. Y en ello coincido con la opinión que, en ese sentido, escuché ayer a Pilar Cernuda, en Onda Cero.

El primer sinsentido es haber fijado para el 5 de julio la votación de los afiliados. Es decir, en fechas vacacionales para no pocos de ellos. Lo que constituye una evidente dificultad a la hora de la afluencia a las urnas, porque en esa fecha pueden encontrarse ya fuera de su domicilio.

Además, la entrega del voto deberá realizarse en la población de residencia. No se puede utilizar una ubicación distinta. O sea, que, si algunos han iniciado ya las vacaciones y se encuentran ausentes, tendrán que regresar al lugar de origen si desean participar en estos comicios. ¿Lo van a hacer muchos? Lo dudo. Otra evidente incongruencia.

¿Por qué no autorizar la participación en cualquier ciudad de España, una vez adecuadamente identificados y acreditados? No parece un desafío muy difícil.

Una manera sencilla de resolver esa dificultad habría sido recurrir al voto informático, algo que, sin embargo, en el proceso electoral montado dentro del PP no es posible.

 

A estas alturas, ese obstáculo resulta incomprensible, cuando otros partidos, como es el caso de Podemos, y más recientemente el PSOE, lo han habilitado y testado como suficientemente seguro.

Así que hasta podría parecer que hay algunos que en realidad no quieren que se pronuncien los auténticos dueños del partido, los militantes. Y por ello acumulan obstáculos y dificultades, de forma que hacerlo constituya en realidad un acto heroico.

Si no ha existido esa intención, al menos se está perpetrando, como digo, una buena chapuza.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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