Aquí no se debate, aquí discutimos
La famosa propuesta de la delegada del Gobierno en Madrid, cuando habló de “modular” las manifestaciones, se abordó el viernes en “Te damos la tarde”, el magazine de Nieves Herrero en 13 Televisión.
A propósito de la trifulca que se ha montado por las palabras de Cristina Cifuentes, me atreví a afirmar que aquí, en este país, no se debate; aquí se discute.
Recordé que, como novedad, se ha empezado ya a hablar de asuntos de gran calado, como la monarquía y su fututo, la reforma del sistema autonómico, el papel de los sindicatos, el independentismo catalán… Y ahora se plantea también la cuestión de las manifestaciones.
Se trata, en todos esos casos, de cuestiones de enorme calado, en las que nos jugamos tanto, y que por eso mismo requerirían un debate sosegado, de fondo, sin prisas, con argumentos, para ir poco a poco llegando a conclusiones eficaces.
Y en el programa pregunté, en concreto. ¿Es que no se va a poder hablar sobre las manifestaciones? ¿No vamos a poder debatir sobre ese asunto?
Porque, para empezar, quien ha suscitado la cuestión, diciendo sólo que hay que “modular”, ha sido descalificada, demonizada y casi condenada al exilio ideológico.
Pero ¿no parece adecuado planteárselo? Si resulta que en Madrid llevan ya más de dos mil convocatorias en lo que va año, con una media de diez por día, y con jornadas en que ha habido 40 y hasta 50 manifestaciones.
Además, el derecho fundamental de manifestación, que todos reconocemos, colisiona con otros derechos básicos, como el derecho al trabajo, al libre movimiento y circulación de los ciudadanos, al libre comercio…
¿No parece lógico hablar de todo esto, debatirlo y llegar a conclusiones razonables y razonadas? ¿Qué problema hay? En mi opinión no tendría que existir ninguno. Bueno, sí. Sí hay un problema: que aquí no debatimos, aquí discutimos. Y se añade incluso una dificultad aún mayor: aquí no disentimos, aquí nos pegamos.
En fin, que falta debate y sobre irracionalidad.
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