La fiesta más idiota del año

Confieso que procuro resistirme a la introducción injustificada de tradiciones ajenas y forzadas. El mero seguidismo me resulta bastante incómodo.

Además, en muchos casos se trata de procederes y actuaciones que resultan netamente extrañas a lo que somos y hemos sido los españoles. Y que no nos aportan nada.

Uno es el llamado Halloween, que se ha implantado entre nosotros por efecto de las películas (y también del papanatismo), y que sigo viendo como algo francamente extraño y, desde luego, innecesario.

En fin, que no me gusta nada Halloween: en sí mismo, como origen, como estética y como trasfondo.

Lo de las calabazas y la vela, las calaveras, las brujas… no me va.

Alguna voz autorizada ha apuntado que no es sólo un carnaval alegre e inocuo, sino más bien una fiesta que tiene como raíces el espiritismo y el sentido de lo macabro. Y ni el espiritismo ni lo macabro me molan.

Además, Halloween oculta un trasfondo meramente comercial, que contribuye más aún a echarme para atrás.

Un diario italiano la ha llamado “la fiesta más idiota del calendario”. Irónicamente, lamentaba que por ella se destruyan este año en Italia un millón de calabazas, y se preguntaba: “¿No nos preocupa el hambre del mundo?”.

Si, encima, resulta que Halloween está aplastando tradiciones viejas de este viejo país, como el recuerdo y la honra a los familiares difuntos, más aún.

 

Muy posiblemente tenga perdida la partida, pero no me voy a resignar a quedarme callado. Lo digo ahora y lo diré más veces: no me gusta Halloween. Deberíamos excluirlo de nuestras celebraciones.

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato