José Apezarena

Por qué se hunde Podemos

Todavía recuerdo la extrañeza que me produjeron las sucesivas encuestas de Metroscopia, publicadas en El País, que situaban a Podemos como primera fuerza política en intención de voto, con cifras que, por ejemplo, en febrero pasado, estaban en el 27,7%, y en abril en el 22,1%.

En aquellos momentos se llegó a apuntar que el partido de Pablo Iglesias podría ganar las elecciones generales y formar Gobierno.

Como digo, aquellos sondeos me produjeron perplejidad, porque me costaba mucho admitir que un recién llegado Podemos se convirtiera en el primer partido del país y ocupara La Moncloa.

Celebradas las elecciones municipales de mayo, ahora algunas encuestas les sitúan, no en primera, ni en segunda, ni en tercera, sino en cuarta posición. Hasta se empieza a hablar, con vistas a los comicios de diciembre, de un partido a tres, con PP, PSOE y Ciudadanos. O sea, sin Podemos. ¡Vaya cambio!

¿Por qué se hunde Podemos?

Evidentemente, no existe una causa única sino una suma de factores negativos.

Pablo Iglesias y su partido se beneficiaron sensiblemente del clima de protesta que recorría España en los momentos iniciales del Gobierno del PP (los años de los recortes). Ellos mismos reconocieron que capitalizaban el enfado existente en gran parte del país. Y de ahí los buenos resultados en las europeas.

Sin embargo, la situación social y económica ha empezado a arreglarse en parte y, como consecuencia, el malestar no es el de entonces. Se aprecia menos desánimo: o porque las cifras son otras, o porque los ciudadanos se han resignado. Aquel clima de crispación ha muerto. Basta fijarse en la práctica desaparición de los masivas protestas callejeras. Si Podemos capitalizó el voto del enfado y el enfado ha bajado...

Precisamente aprovechando la ola reivindicativa, Pablo Iglesias aglutinó a su alrededor numerosos grupos sociales, de diversos signo, que conformaron la gran masa de votantes iniciales de Podemos. Hoy, casi todos esos movimientos se han distanciado, aunque solo sea por la dictadura soviética aplicada en dos terrenos: la composición de la dirección del partido y , ahora, la elaboración de las candidaturas para las generales.

 

Plataformas animalistas, antidesahucios, naturalistas... han ido abandonando el seno de Podemos, hasta el punto de estar conformando, junto con los restos de Izquierda Unida, una propuesta alternativa en torno a Ahora en Común. Una opción que restará votos y escaños a la formación de Pablo Iglesias.

Hasta hace unos meses, Pablo Iglesias era casi el único "político joven", que, por el simple hecho de ser un dirigente nuevo, concitaba la adhesión básica de amplios sectores juveniles. Ahora le hacen la competencia en ese mismo terreno líderes como Albert Rivera, Alberto Garzón y hasta Pedro Sánchez. Otra 'exclusiva' que ha perdido Podemos.

Un dato más. El inicial y sorprendente 'encanto' de un Pablo Iglesias fresco y espontáneo, paseándose por los platos de las televisiones, se ha apagado. Bien porque el público se ha acostumbrado a ese perfil, bien porque su apuesta por convertirse (para ganar votos) en un político sensato, centrado y hasta fiable... lo cierto es que ha desaparecido aquella novedad. El líder de Podemos se ha vuelto previsible y hasta un pelín aburrido.

Seguramente existen otros factores. Como la inconcreción en algunas cuestiones críticas (con el objetivo de no enajenarse ningún posible voto), o la consideración de que lo que ahora está en juego no son unos asientos en Bruselas o unas concejalías, sino el gobierno de la nación. Y, además, está la economía. El propio Pablo Iglesias ha admitido, en su cara a cara con Albert Rivera, que muchos españoles no se creen que Podemos pueda gestionar de forma solvente la economía del país. Eso son palabras mayores.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena


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