José Apezarena

El irreal divorcio real

El jueves y viernes me encontraba en Lisboa, con motivo de la aparición de mi último libro, “Felipe y Letizia. La conquista del trono” en portugués, publicado por A Esfera dos Livros.

La actividad se concretó en una serie de entrevistas, más de una docena, concertadas con medios informativos del país, es decir, las principales televisiones, diarios y revistas. Lo cual constituye una muestra del enorme interés, y a la vez cariño, que la familia real española suscita en Portugal. Por cierto, me llamó la atención el alto nivel de los profesionales con los que me encontré. Lo comprobé, por ejemplo, en las preguntas que formulaban.

Obviamente, no pudo faltar su interés por lo último, por la publicación en el diario italiano La Reppublica de una ‘información’ apuntando un inminente divorcio de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía.

Hablemos de ese real divorcio, al que, por cierto, el Palacio de La Zarzuela, cuando se ha preguntado, ha quitado fundamento.

La primera consideración es que ha aparecido publicado en un diario italiano. Una cabecera conocida, prestigiosa por supuesto, pero que no es la mejor fuente del mundo para adelantar noticias sobre las cosas de España y menos aún de la familia real.

La segunda se centra en una pregunta bastante elemental: ¿Divorcio… para qué? ¿Con qué objeto? Desde luego, no parece tener sentido si el objetivo es consolidar una vida independiente de cada uno de ellos, porque ya son autónomos desde hace tiempo y pueden continuar así sin problema.

La formalización de un divorcio, que es un acto con consecuencias jurídicas externas, suele apuntar, no tanto a articular esas vidas separadas, cuanto a que pueda existir la voluntad de un nuevo proyecto matrimonial. Y, la verdad, no veo a un rey don Juan Carlos con 76 años, y una reina doña Sofía de la misma edad, planteándose algo parecido. No los veo proponiéndose montar un proyecto semejante.

Pero hay una consideración más de fondo, que responde a la siguiente pregunta: ¿Un divorcio de los anteriores reyes ayudará algo a los actuales monarcas en el enorme desafío, que tienen por delante, de consolidar esa nueva monarquía que encarnan? Me parece que no.

Más aún, pienso que un suceso semejante se convertirá en una notable contrariedad para ellos. Aunque sólo sea porque don Felipe y doña Letizia necesitan enganchar con la ciudadanía, consolidarse ante la opinión pública, ser los protagonistas principales, y se verían desplazado en los medios y entre los ciudadanos, durante mucho tiempo, por el revuelo que supondría la confirmación y consumación de un divorcio de don Juan Carlos y doña Sofía. Portadas, páginas enteras, reportajes, especiales en las televisiones, programa del corazón…

 

Conociendo la trayectoria y personalidad de los dos, no me los imagino provocando una revolución semejante, que afecte y desplace a Felipe VI y Letizia.

Don Juan Carlos consumará su obra, y pasará sin duda a la historia, si su hijo y sucesor triunfa, si se consagra como nuevo monarca; en caso contrario, todo lo realizado se trocará en un lamentable y estrepitoso fracaso.

Doña Sofía siempre reconoció que su hijo ha centrado los principales desvelos como madre y como reina, y para ella, igualmente, la meta de su vida es ver al rey Felipe sólidamente implantado en el trono.

Por ello, no me imagino a ninguno de los dos poniendo la más pequeña dificultad ni obstáculo a los nuevos reyes.

Dicho todo lo cual, don Juan Carlos y doña Sofía son, por supuesto, dueños de sus propios destinos.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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