El mal francés y el mal español

Sabido es que, en el pasado, a esa enfermedad vergonzante llamada sífilis se le llamaba en España “el mal francés”.

Ahora, en mi opinión, el mal francés es la envidia. Envidia de España. Como suena.

Solamente así pueden entenderse declaraciones como la del tenista Yannick Noha, vinculando los éxitos del deporte español con el dopaje.

¿Qué les pasa en Francia? Pues que están más quemados que la moto de un repartidor de pizzas porque, de un tiempo a esta parte, los vecinos del otro lado de los Pirineos les ganan en casi todo.

No solamente en fútbol, que por supuesto, ni sólo en el ciclismo (están cansados de ver a un español pasea el maillot amarillo por sus Campos Elíseos), sino también en otras modalidades como el tenis, el baloncesto y hasta el balonmano.

Bueno, pues lo que les pasa es que tienen envidia, envidia tiñosa. El nuevo mal francés. No pueden tragar que les estemos ganando en buena lid.

Claro que, volviendo al pasado, hay que recordar que en Francia a la sífilis la llamaban “el mal español”. Así que la cosa entre franceses y españoles viene de lejos.

 
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