Esos moritos que nos amenazan mortalmente
Once años después de los atentados del 11 M, y precisamente el día del aniversario, o sea, ayer, resultaba ilustrativo leer a Fernando Reinares, en El País, analizando aquellos sucesos y planteando una pregunta muy viva: por qué el 11 M dividió a los españoles.
La principal conclusión se resume en sostener que en España no existió una pedagogía política previa acerca de la amenaza yihadista y que, por tanto, se trivializó el peligro.
De paso, hablando de quienes perpetraron aquella matanza terrible, recuerda que a los autores algunos les llamaron, y les siguen llamando, los "moritos de Lavapiés", para, entre otras cosas, así intentar descreditar la tesis de la autoría islamista.
Acaban de ser detenidos ahora, en Ceuta, dos yihadistas altamente peligrosos, que estaban en contacto telefónico con Siria para organizar un atentado en España de forma inminente.
A la vista de las averiguaciones policiales, tampoco en este caso cabe hablar, para tratar de quitarle dramatismo, de unos "moritos de Ceuta". Son dos islamistas radicales, que estaban “plenamente operativos, y preparados para atentar en nuestro país”, y que no han llegado a actuar porque se encontraban a la espera de recibir las últimas instrucciones sobre qué, cuándo, cómo y dónde. No cabe, pues, hablar de "moritos".
Un día sí y otro también, menudean las noticias sobre personas y grupos vinculados en España a la yihad, sobre nuevas detenciones, que están impidiendo, por ahora, cualquier desgracia.
Lo que revelan esas desarticulaciones, esas operaciones policiales, es que se está cociendo de forma persistente la posibilidad de alguna barbaridad terrorista que, gracias a Dios, hasta ahora no se ha producido.
Vuelvo a la conclusión que esbozaba en su artículo el especialista en terrorismo internacional, y planteo una pregunta: ¿se ha aplicado ya en este país una pedagogía política sobre la amenaza yihadista, o más bien se sigue trivializando el peligro existente?
No tengo una respuesta clara, pero barrunto que no. Que todavía los españoles nos seguimos considerando fuera, al margen, ajenos a unos riesgos muy reales, que quedan muy en evidencia al contemplar las continuadas detenciones de yihadistas.
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