José Apezarena

En España tenemos Gobierno de concentración (en la sombra)

Si uno pregunta por la calle quién gobierna en España, lo normal es que escuche como respuesta: Gobierna el Partido Popular.

A esa misma cuestión, personas informadas matizaran que el PP gobierna, sí, pero en minoría, y que ha necesitado para ello los votos de Ciudadanos, junto con la abstención de los socialistas.

Afinando un poco más, explicarán que el PSOE se encuentra en la oposición, y que como tal se comporta en el Congreso de los Diputados, donde todos los días hace frente al Ejecutivo.

Y sin embargo, la realidad práctica es que lo que tenemos en estos momentos es un Gobierno de concentración. ¿Entre quiénes? Entre PP y PSOE.

No lo digo yo. Se escucha también a destacados dirigentes... socialistas, que lo reconocen (en privado, por supuesto). Y se nota en el gesto y en los silencios de los populares, que callan porque no desean poner en dificultades a los ahora sus socios secretos.

La prueba de esa realidad se muestra en las cuestiones en las que ambos partidos han ido de la mano, no con las palabras y los gestos, porque hay que guardar las apariencias, pero sí con los votos.

El más importante pacto entre populares y socialistas ha sido el tope de gasto y el objetivo de déficit, consensuado con las autonomías, que permitirá al Gobierno, si le hiciera falta, prorrogar a 2017 los presupuestos del año pasado. Con lo que se elude tener que disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas.

Hay otros acuerdos muy relevantes, como son la subida del salario mínimo interprofesional, el bono social y las medidas frente a la pobreza energética

Populares y socialistas han pactado un decreto sobre cláusulas suelo, la no aplicación de la LOMCE, han resucitado la conferencia de presidentes...

 

Han acordado igualmente poner en marcha una comisión para abordar el pacto educativo y están de acuerdo en crear una comisión de investigación sobre Bankia.

En el ámbito económico, han acordado la reforma del impuesto de sociedades, un plan de lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida (con la rebaja a 1.000 euros del límite de pagos en efectivo), subidas de impuestos especiales (alcohol y tabaco), prolongación del impuesto de patrimonio, actualización de los valores catastrales...

O sea, van juntos en las cuestiones verdaderamente importantes, y disienten, discrepan, discuten, se pelean y votan enfrentados en los asuntos menores.

Esta situación, conveniente para la marcha del país, ha sido posible gracias al sentido común y la moderación de la actual dirección socialista, de la gestora, que encabeza Javier Fernández pero que dirige en la sombra Susana Díaz.

Una dirección que, sin duda, mira también por sus propios intereses. Incluida la inoportunidad que supondría la convocatoria de elecciones anticipadas en la actual situación del partido, con un PSOE fragmentado y herido, sin un líder claro, amenazado por Podemos, y necesitado por todo ello de tiempo para recuperarse.

El Gobierno de concentración en la sombra que tenemos ahora se irá al garete, sin ninguna duda, si en las primarias de mayo vuelve a la secretaría general del PSOE el candidato viajero, Pedro Sánchez. Por eso su posible llegada no preocupa solamente a Susana Díaz.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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