José Apezarena

De qué pie cojea Ciudadanos

Ciudadanos es un partido joven, no recién llegado pero casi, que no tiene experiencia de gobierno y que, sin embargo, ahora aspira a todo. Todo es, por supuesto, el Gobierno de España. No en vano las últimas encuestas lo colocan en primera posición en intención de voto, por delante de populares y socialistas.

Así pues, los dirigentes de Ciudadanos se preparan para gobernar. Y, mientras, intentan consolidarse como formación política solvente, fiable, a la que se puede votar sin peligro. Y lo mismo intentan sus principales figuras.

Sus líderes y portavoces se muestran especialmente activos en la búsqueda de banderas, de objetivos, que incorporar a su programa, para hacerlo atractivo al mayor número posible de votantes.

Eso les ha acarreado más de un problema, porque en ocasiones pueden dar una sensación de oportunismo.

Han de tener cuidado con qué eslóganes asumen y cuáles son sus propuestas, ya que más de una vez han incurrido en contradicción y en cambio de objetivos. Algo a lo que se está aferrando el Partido Popular, que lleva algún tiempo difundiendo la especie de que sus rivales de Ciudadanos son volubles, cambiantes, dispersos, contradictorios.

Ciudadanos no mantiene los mismos principios y comportamientos en según que asuntos y según dónde. Es el pie del que cojea, según el PP.

Exige en Madrid el cese de políticos del PP que aparecen vinculados a denuncias de corrupción, pero no hace lo mismo, y con igual contundencia, en otros lugares donde igualmente su apoyo resulta decisivo.

No está actuando con los mismos criterios en Madrid, donde sostiene el gobierno de Cristina Cifuentes, que en Andalucía, donde tiene la llave para que siga Susana Díaz. Ni en Murcia.

Sobre la cadena perpetua revisable, aprobada en 2015 por el PP en solitario, cuando tenía mayoría, y que ahora vuelve a debatirse, Ciudadanos ha ido mostrando posiciones contradictorias: desde rechazarla absolutamente, a abstenerse, y ahora está a punto de aceptarla, precisamente cuando existe un clamor social que lo demanda tras el asesinato de Diana Quer.

 

Otro punto débil se refiere a las diputaciones. En un primer momento, y así lo estableció en alguno de sus pactos de gobierno, exigió su desaparición sin más, con el argumento de que se trata de instituciones duplicadas e inútiles.

Ya no lo tienen tan claro ahora. Quizá porque, tras las elecciones locales de 2019, van a ser decisivos a la hora de configurarlas. Dicen que siguen pensando que son instituciones que duplican competencias, para yo no reclaman que desaparezcan inmediatamente.

Esa impresión de que están pendientes de cualquier demanda popular para incorporarla a su programa, y de que cambian con demasiada facilidad según el viento que sople, está siendo aprovechada a fondo por el PP. Y es que, en efecto, les puede hacer auténtico daño.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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