Las prisas del rey

Es la segunda vez que a don Juan Carlos le pasa lo mismo. Y por idéntica actuación.

Tras ser operado de la rodilla, se aplicó con tanta intensidad a los ejercicios de rehabilitación que sufrió una lesión nueva, en el tendón de Aquiles, por la que hubo de ser intervenido.

Ahora, tras el episodio de la cadera ha ocurrido otro tanto. En plena fase de recuperación, una segunda emergencia, con intervención quirúrgica para recolocar la prótesis.

Don Juan Carlos no tenía por qué recomenzar tan rápidamente su actividad. Ni, por tanto, celebrar esas dos audiencias al cabo de las cuales se produjo la recaída. Nadie se lo demanda.

El trasfondo es la voluntad del monarca de ‘minimizar’ las consecuencias de su desdichado viaje a Botsuana, intentando normalizar la situación lo más pronto que se pueda. El problema es que, con la recaída, las cosas se han complicado un poco más.

Nueve ingreso en quirófano, de ellos cinco en los últimos dos años, son demasiados episodios como para intentar aparentar que no pasa nada y pretender que las cosas vuelvan a la situación anterior.

Don Juan Carlos mantiene su voluntad de continuar al frente del timón, como rey de España, jefe de la Familia Real y cabeza de la dinastía. Vale. Pero ha de hacerlo cuidándose más, con un poco más de sentido común.

Y sin prisas, porque nadie las tiene. Salvo él.

editor@elconfidencialdigital.com

 

En Twitter: @JoseApezarena

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