José Apezarena

Fuera los privilegios de los políticos

El lunes, Esperanza Aguirre, prestó declaración como testigo en el caso de la cooperativa PSG. Y lo hizo en persona. No lo va a repetir. El juez Ruz ha solicitado que testifique también en el caso Gürtel, y la lideresa ha decidido que esta vez lo hará por escrito y no presentándose en la Audiencia Nacional.

Por tratarse de persona aforada, la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid se ha acogido a su derecho a prestar declaración por escrito, con lo que se ahorrará el previsiblemente humillante 'paseíllo' por la calle Prim, camino de la Audiencia Nacional.

Dos políticos más están citados por un juez, en esta ocasión José Castro, instructor del sumario por el 'caso Nóos', que imputa a Iñaki Urdangarín. Son Francisco Camps y Rita Barberá, ambos también aforados, cuya imputación, por cierto, llegó al Tribunal Superior de Justicia de Valencia y respondió que no existía motivo.

Los dos pueden acogerse también al privilegio de prestar declaración por escrito, como ha hecho Esperanza Aguirre.

Estamos ante una trato de favor a unas personas determinadas, los políticos, que, a estas alturas de los tiempos, tiene muy poco sentido. Y que por tanto debería desaparecer.

Los ciudadanos normales, de a pie, la gente común, cuando un juzgado les cita, tienen que acudir en persona, quieran o no. Y, además, sin elección: el día y la hora que les marquen, les venga bien o no por sus obligaciones laborales, familiares y de cualquier otro tipo.

Así que no tiene justificación que a los servidores públicos, a quienes ostentan determinados cargos políticos, se les aplique otra vara de medir.

Pienso que los políticos deberían renunciar, o en su caso no hacer uso, a tal privilegio mientras se mantenga. Renunciar a la opción del testimonio por escrito, en lugar de la comparecencia que se aplica al común de los mortales. Si no por convicción democrática, al menos, por ejemplaridad. Un aspecto en el que tendrían que fijarse, porque necesitarían salir de la espiral de rechazo que muestran las encuestas.

Los políticos españoles han de cuidar la ejemplaridad. Eso que también brilló por su ausencia en la espectacular estampida que protagonizaron los señores diputados el jueves pasado, día en que comenzaba el puente de Todos los Santos, cuando abandonaron a la carrera sus escaños, incluso antes de conocer el resultado de la votación que acababan de protagonizar. Muy lamentable, la verdad.

 
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