Por qué no querían un Papa español

Los socialistas no querían un Papa español. Lo he escuchado a uno de sus dirigentes nacionales. Por supuesto para no publicar: no quedaría muy bien.

Su argumentación era que la presencia en la Sede de Pedro de un compatriota podría complicarles la vida (a los socialistas) porque tendría una evidente influencia acerca de asuntos tan debatidos en España como el aborto, el matrimonio gay e incluso la eutanasia.

Pero es que además de ese influyo genérico, podría ocurrir que un Romano Pontífice español realizara también algún comentario o declaración aludiendo en concreto a España. Y entonces la repercusión resultaría muchísimo mayor.

Los cardenales acaban de elegir Papa a un argentino y, siguiendo el mismo razonamiento, me explico la inquietud que ha podido invadir a Cristina Kirchner, habida cuenta de las diferencias explícitas, más bien enfrentamientos, del hasta ahora arzobispo de Buenos Aires con el matrimonio Kirchner.

Pero ese tipo de repercusión no hay que analizarla solamente en el caso de la situación concreta de Argentina, sino más aún ante el panorama del continente latinoamericano. Los grandes problemas que ahora presenta, de todo tipo, pero incluyendo también los populismos que ya ha denunciado el arzobispo Bergoglio, se van a ver confrontados y discutidos en su raíz. Por alguien que los conoce bien. Posiblemente las cosas van a cambiar, y además sustancialmente.

Se me ocurre un paralelismo, por otro lado tampoco muy original: la elección de Juan Pablo II y las consecuencias que produjo para el Telón de Acero (hoy desaparecido) y el régimen comunista encarnado por la URSS (también demolido).

 
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