José Apezarena

Por qué no hay soldados en las calles de Cataluña

No hay soldados en las calles en Cataluña ni tampoco en ninguna otra población de España. El Gobierno no quiere oír hablar de sacar a los militares de sus cuarteles.

La mención a Cataluña tiene que ver con la explosiva situación de estas últimas fechas, singularmente a raíz de la detención de catorce altos cargos de la Generalitat, con los posteriores ataques y destrozos en vehículos, cerco a efectivos de la Guardia Civil, bloqueo a funcionarios judiciales en edificios de la administración regional, concentraciones callejeras, cortes de tráfico, etc.

Moncloa no se ha planteado, en absoluto, la posibilidad de recurrir a miembros del Ejército para afrontar el problema de orden público en esa autonomía.

Primero, porque los doce mil efectivos de Policía y Guardia Civil que estarán allí desplegados en torno a la fecha del referéndum, convocado para este domingo, se consideran suficientes.

Segundo, porque lo único que faltaba, para complicar definitivamente el contencioso catalán, es implicar al Ejército. La imagen de uniformes patrullando poblaciones de Cataluña es lo último imaginable.

La pregunta inicial no se refiere tanto al problema de Cataluña, cuanto al hecho de que los atentados de Las Ramblas y Cambrils no provocaron la decisión de llevar a nivel cinco la actual alerta antiterrorista (seguimos en "cuatro corregido"), que incluye movilizar efectivos militares.

El Gobierno no va a sacar soldados a las calles en ningún caso.

Porque considera que el trabajo de las fuerzas de orden público es suficiente.

Porque la instrucción operativa y el entrenamiento de los soldados no es exactamente el requerido para esas funciones policiales y de seguridad en las ciudades.

 

Pero sobre todo porque no quiere que ocurra lo escenificado en el Reino Unido, en Francia y en Bélgica, donde efectivos militares han sido víctimas de ataques directos por parte de radicales islamistas, que han aprovechado el acceso directo a esas dotaciones para atropellar (utilizando toda suerte de vehículos), apuñalar y hasta intentar tomar rehenes.

Su presencia ha dado ocasión a los yihadistas de tener al alcance con relativa facilidad la opción de atentar contra soldados. Un lujo para ellos.

El Ejecutivo no quiere soldados muertos. Ni tampoco heridos: ni graves ni leves.

Por eso no hay ni habrá soldados en las calles. Salvo que esto cambiara mucho, muchísimo. Algo que en principio no resulta previsible.

editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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