José Apezarena

El talón de Aquiles de Pablo Iglesias

Que Podemos se encuentra en baja, nadie puede discutirlo. Lo muestran de forma unánime todas las encuestas.

Algunos de les sondeos colocan al partido como cuarta fuerza a nivel nacional, por detrás de PSOE y Ciudadanos, mientras su líder, Pablo Iglesias, aparece ya como el político peor valorado.

No existe un motivo único. El declive de Podemos tiene multitud de causas. España está saliendo de la crisis que propició la eclosión de los indignados, sus líderes no aciertan a la hora de visualizar la labor política que realizan ni tampoco la necesidad de que el partido exista, los ayuntamientos que controlan se gestionan mal, han estallado crisis internas como el distanciamiento de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón...

A modo de resumen sobre lo ocurrido y hasta dónde ha llegado la crisis que vive, de los fundadores del partido que aparecían en la famosa foto inicial ya solo queda Pablo Iglesias.

La penúltima rebelión es la de Carolina Bescansa, que acaba de lanzar al líder un nuevo desafío con su propuesta de reforma constitucional, pensada sobre todo para intentar resolver el conflicto catalán. El documento cuestiona la postura oficial del partido, centrada en reclamar un referéndum de autodeterminación "pactado" en Cataluña.

Además del aparatoso gesto de desmarque, la importancia de la iniciativa de Bescansa estriba sobre todo en que coloca a las claras encima de la mesa lo que constituye el principal desafío que sufren Pablo Iglesias y Podemos: Cataluña.

Las incongruencias, las dudas, la incertidumbres, las incoherencias respecto a la crisis catalana, y sobre todo las aparentes simpatías que han mostrado con el nacionalismo, están desgastando intensamente al partido y a su líder a lo largo y ancho de España. Hasta el punto de que se ha convertido en el mayor problema para la formación morada.

Cataluña constituye en este momento el talón de Aquiles de Pablo Iglesias, que no acaba de encontrar una postura, y que ahora intenta salir del paso celebrando unas jornadas de debate sobre "la necesidad de abrir un proceso constituyente". Pero sin que esté claro hacia dónde quieren ir, qué tipo de Estado pretenden diseñar y cómo afrontarán el desafío nacionalista.

La cuestión catalana se mantiene muy viva. Y así va a ocurrir durante semanas y durante meses. Si Pablo Iglesias y Podemos no se aclaran, si no adoptan una posición definitiva, asumiendo los inevitables desgarros que ello provocará, si continúan en la duda y la indefinición, el desgaste seguirá y seguirá.

 

Y así, aquel Podemos que pareció que venía a comerse el mundo, al menos políticamente, hoy se desmorona, sin que Pablo Iglesias se muestre capaz de cortar la sangría. A lo mejor es porque aquello solamente era un espejismo.

 editor@elconfidencialdigital.com

En Twitter @JoseApezarena

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