El truco de las piezas separadas

Puede parecer una cuestión excesivamente técnica, pero en realidad constituye un asunto de bastante calado, con evidentes repercusiones sociales y hasta políticas. Me refiero al abuso del recurso a piezas separadas por parte de determinados jueces.

Hace unos meses, Álvaro Delgado Truyols, en el blog “¿HayDerecho?”, denunció la cada vez más frecuente utilización fraudulenta de las piezas separadas por parte de jueces-estrella… y de los que querrían serlo. Y, según el prestigioso penalista José María de Pablo en su blog, el auto del juez Elpidio Silva, acordando la prisión sin fianza de Blesa, es un claro ejemplo.

El artículo 300 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal dice que, “cada delito de que conozca la autoridad judicial será objeto de un sumario. Los delitos conexos se comprenderán, sin embargo, en un solo proceso”.

El juez tiene la capacidad de dividir el procedimiento en piezas separadas para ordenarlo mejor y facilitar su tramitación. Por ejemplo, es habitual para tramitar las medidas cautelares o la situación personal del reo. Y, cuando un sumario es muy voluminoso, se puede dividir cada tipo de documentación en una pieza separada que facilite su manejo.

Delgado Truyols advertía de la proliferación de jueces estrella que utilizan las piezas separadas, no para ordenar los sumarios, sino para atribuirse la investigación de delitos golosos, para los que no tienen competencia pero cuyo interés mediático les hace apetecibles.

Mencionaba el caso de los sumarios con aforados, cuya presencia exige la inhibición a favor del Tribunal Superior de Justicia o del Supremo. Algunos instructores forman piezas separadas con los delitos imputados a aforados para no perder la competencia sobre el resto de imputados y mantener así en su poder apetitosos sumarios mediáticos. No sé si algo así ha ocurrido con el sumario del ‘caso Urdangarín’.

En ocasiones, durante la investigación de un delito -por ejemplo, mediante intervenciones telefónicas- los instructores encuentran indicios de otro delito que no es conexo con el que investigaban, pero cuya trascendencia mediática es una tentación para el juez estrella. Entonces, para no enviarlo a reparto, prefieren abrir una pieza separada y ‘quedarse’ con el sumario.

En el caso Blesa, mientras investigaba los préstamos de Caja Madrid a Díaz Ferrán, el juez Elpidio Silva encontró indicios de un posible delito en la compra del City National Bank de Florida. Explica José María de Pablo que las normas procesales le obligaban, en principio, a enviar estos nuevos indicios a reparto para su investigación por el juzgado al que correspondiera. En cambio, dividió el proceso en dos piezas separadas, y se quedó con ambas investigaciones.

La defensa de Blesa recusó al juez, alegando enemistad manifiesta, recusación que se está tramitando todavía. El artículo 61 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que el juez recusado debe abstenerse de intervenir en el proceso hasta que finalice la tramitación de la recusación, es decir que, con la ley, en la mano no podría citar y recibir declaración a Blesa, ni mucho menos enviarle a prisión. Para evitar este inconveniente, lo que hizo el juez fue alegar que la recusación se interpuso en una pieza separada, mientras que la declaración y el auto de prisión pertenecen a la otra pieza, en la que no está recusado.

 

En opinión de José María de Pablo, estamos, como mínimo, ante un fraude de ley, que determinará la nulidad, tanto de la declaración de ayer, como del auto de prisión… y quién sabe si algo más. Por dos motivos. Primero, porque las piezas separadas forman parte de un único sumario, de modo que una recusación afectará siempre al sumario en su totalidad: tratar cada pieza separada como si fuese una causa independiente sería contravenir la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Segundo, porque es obvio que, en caso de existir enemistad en una pieza, se dará también en la otra, lo que hace aconsejable abstenerse de intervenir en ambas mientras la recusación esté pendiente.

De Pablo concluye que lo ocurrido hace pensar que la enemistad manifiesta alegada por la defensa tiene visos de ser cierta.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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