José Apezarena

Esos que van a votar a un fantasma

Participé el otro día en un Comité Editorial de Financial Group para analizar las elecciones de este domingo. Intervinimos Fernando Garea (El País), José Miguel Elías (Sigma Dos) y Santiago Martín (24 Horas), además de Antonio Papell, Manuel Bonachela y personas del grupo.

Se plantearon, entre otras aportaciones valiosas, dos reflexiones que me interesaron más. La primera, la hipótesis de que Ciudadanos se niegue, tras los comicios del 24 de mayo, a firmar pactos con el Partido Popular (que permitirían al PP gobernar en lugares como Madrid o Valencia) para no abonar la tesis, bastante difundida en determinados círculos, de que C's es algo así como "la marca blanca del PP".

Porque, si se afianzara una consideración de ese estilo, tal planteamiento podría ser demoledor para Ciudadanos de cara a la campaña de las generales de noviembre, puesto que provocaría la sensación de que en realidad a su través se vota de nuevo a los populares.

La segunda idea que destaco se centró en la evidencia de que en C's el principal y casi único argumento para conseguir el voto es la figura de Albert Rivera. A falta de otros dirigentes, el líder del partido se ha multiplicado aquí y allá, ha aparecido en todas las televisiones y radios, ha concedido entrevistas...

A su figura y capacidades hay que atribuir, casi en exclusiva, el mérito de la espectacular subida del partido en estos últimos meses.

Los analistas insisten en que parte sustancial del crecimiento de Ciudadanos tiene que ver específicamente con el tirón de su líder. Y con no mucho más, porque en realidad los ciudadanos desconocen de verdad el programa y, por supuesto, al resto de miembros de la dirección.

La conclusión de ese análisis se resume en que la gran mayoría de quienes el domingo, para su ayuntamiento y para su comunidad, escojan la papeleta de Ciudadanos, lo harán con la convicción de que están votando a Alberto Rivera. Pero eso no es verdad. Rivera no se presenta a alcalde en todos los pueblos de España ni a diputado en todas las cámaras autonómicas.

Por tanto (y era la reflexión final), miles y miles de españoles votarán el día 24 de mayo a un fantasma que no es real, a un candidato inexistente llamado Albert Rivera. Utilizada la palabra fantasma en su sentido literal y técnico, y por tanto obviando la carga peyorativa que puede tener, y tiene, en el habla coloquial.

Elegirán, en fin, a un no-candidato. Pero así funcionan en tantos casos los fenómenos sociales y los movimientos de opinión.

 

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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