José Apezarena

La vice, chica para todo

“Chica para todo” es el título de una película que en los años sesenta dirigió Mariano Ozores, con Gracita Morales como protagonista destacada y con acompañantes como José Luis López Vázquez, Alfonso del Real, Antonio Ozores, etc.

La comedia, una ‘españolada’ de aquellos años, narra la historia de una muchacha de pueblo que viaja a Madrid para hacerse un futuro y acaba primero de sirvienta, luego como dependienta en una cafetería y finalmente en un cabaret. Con lo que demostró que servía “para todo”.

La expresión “chica para todo” (también existe “chico para todo”) se utiliza en distintos ámbitos para describir a personas a las que se encargan las cosas más dispares y que, y ésa es su cualidad, salen adelante en casi todas, incluso con acierto y hasta buenos resultados.

Salvando las distancias, y con el debido respeto, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se ha convertido en la “chica para todo” de Mariano Rajoy.

La vice coordina la acción de Gobierno, tramita las reuniones del consejo de ministros, cuida las relaciones con las Cortes, se ocupa de la administración pública (como ministra de Presidencia, es la jefa de los funcionarios), pastorea a los medios de comunicación y controla los grandes grupos, tiene que ver con los servicios de inteligencia, es la portavoz del Ejecutivo cada viernes, se faja en el Congreso de los Diputados semanalmente…

Y ahora el presidente la ha colocado al mando del comité de crisis que tiene que afrontar la catástrofe, políticamente hablando, del contagio por ébola. Un comité en el que figura la ministra de Sanidad y el resto son secretarios de estado, de Interior, Defensa…

A partir de ese momento, toda la estrategia y, sobre todo, la comunicación, se coordinan desde Moncloa.

La figura de Soraya Sáenz de Santamaría merece un estudio detenido, sin duda. No parece quemada políticamente, a pesar de la sobreexposición de ser la portavoz del Gobierno, de esa rueda de prensa cada semana tras el consejo de ministro y de sus intervenciones en el Congreso.

Algo tiene que ver, sin duda, el juego de favores que transitan entre su despacho a los de los principales editores del país, pero no es solamente eso.

 

Al menos hasta ahora, ha demostrado que la “chica para todos” es al mismo tiempo una “chica eficaz”. Por eso Rajoy no la quiere enviar como candidata a la alcaldía de Madrid, porque le resuelve los problemas.

Cierto es que no le faltan enemigos. Incluso poderosos. No sólo desde fuera, que eso está descontado, sino por dentro, en el Gobierno y en el partido. Muros adentro de La Moncloa, se desarrolla desde hace tiempo un pulso entre Soraya y Jorge Moragas, jefe de Gabinete de Rajoy. A nivel de Gobierno, cinco ministros, conocidos como los “antisorayos”, lanzaron una ofensiva contra ella, acusándole de escaso perfil político. Y en el PP, donde reina María Dolores de Cospedal, por supuesto no le dejan tocar bola.

Rencillas menores y hasta envidias aparte, el trasfondo de estas batallas es en gran medida la sucesión. No para ahora, sino para 2019. Porque, como escuché hace unos días a un ministro, “el sucesor de Rajoy será una mujer”. Y ahí aparece Soraya Sáenz de Santamaría.

editor@elconfidencialdigital.com

Twitter: @JoseApezarena

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