Anti mariage gay

Estoy perplejo por lo que está pasando en Francia. Un numeroso y activo grupo de familias lleva desde el pasado mes de enero saliendo a la calle para manifestar su desacuerdo con la reforma del concepto de matrimonio en el Código de Napoleón, que ha quedado abierto ahora a personas del mismo sexo.

Este domingo, varios jóvenes interrumpieron a gritos la final de Roland Garros entre Rafa Nadal y David Ferrer. Después, saltaron a la pista central con bengalas y consignas de protesta. Acciones de este tipo parecían reservadas hasta ahora a colectivos de la izquierda: ecologistas, ácratas, independentistas...

Extrañan varias cosas más.

Primero. La ley está ya promulgada. Sin embargo, a ellos esto parece darles igual. Continúan saliendo a la calle. No han bajado ni un milímetro el pistón. Se autodenominan la “primavera francesa” y prometen seguir dando la batalla en los próximos meses.

Segundo. Lo más original de todo es el enfoque de esta protesta nacida en la laica Francia, el país de la libertad y de la igualdad. Aquí se han unido católicos, musulmanes y judíos, junto a grupos estrictamente laicos, incluyendo organizaciones homosexuales que no están a favor del matrimonio.

No son anti-gay –pese a lo que diga Le Monde- sino que defienden el matrimonio tradicional y sobre todo, el derecho de los niños a tener un padre y una madre:

-- “No defendemos intereses de una categoría, sino a los seres humanos más frágiles. Justamente porque la ley ha sido promulgada, vamos a convertirnos en centinelas de la injusticia”. Son palabras de Tugdual Derville, uno de los portavoces de los grupos movilizados.

En tercer lugar. La consigna oficial utilizada por Hollande ha sido “matrimonio para todos”. Resulta curioso escuchar este lema en boca de un presidente que convive en el Elíseo con su pareja. Hollande es muy libre de elegir el modo de vida que prefiera, faltaría más, pero parece confirmar con sus actos que casarse no aporta mayor o menor honorabilidad a la convivencia entre las personas.

Por último. Ese “matrimonio para todos” es especialmente chocante en el país que estableció, años atrás, el llamado Pacto Civil de Solidaridad, una fórmula que permite a parejas que conviven –homosexuales o heterosexuales- arreglar sus problemas de la vida cotidiana sin embarcarse en el matrimonio. Por aquel entonces lo consideraban caduco y restrictivo.

 

Más en twitter: @javierfumero

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