Javier Fumero

Apártate Artur, que llega Urkullu

¿No querías caldo? Pues toma dos tazas.  Tras la deriva independentista catalana, que tantos quebraderos de cabeza está provocando aquí y allá, llega la secuela. A la chita callando, Iñigo Urkullu va dando pasos hacia la reclamación del derecho a decidir en el País Vasco.

No iba a ser así. El PNV tenía inicialmente otro plan. Primero, tocaba la recuperación económica de la región. Apuntalar el gobierno y dejar para 2015 el debate soberanista. Sin embargo, el incendio catalán se ha entendido en Euskadi no como un problema sino como una oportunidad. Debían adelantar los tiempos para aprovechar la marejada. Y a ello se han puesto. 

Hace unas semanas, Iñigo Urkullu utilizó el ‘Aberri Eguna’ (Día de la Patria Vasca) para anunciar que su Gobierno pondrá en marcha de inmediato su proyecto para convertir al País Vasco en una nación independiente. El PNV va a plantear un “nuevo estatus político” para Euskadi en la ponencia de autogobierno creada en el Parlamento Vasco

El lehendakari se refiere al llamado plan “Euskadi nación europea 2015”, incluido en el programa electoral con el que concurrió a las elecciones autonómicas de 2012, que incluye la reivindicación del “derecho a decidir” de la sociedad vasca a través de un referéndum vinculante a nivel europeo.

Si Artur Mas ha comparado la situación de Cataluña con la de Escocia, Urkullu asegura que tiene otros “espejos” en los que mirarse: Estonia o Croacia, de reciente creación y reconocimiento comunitarios.

El lehendakari va a viajar a Bruselas para mantener encuentros con los máximos representantes de las instituciones europeas. Quiere ver a Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo; a José Manuel Durao Barroso, Presidente de la Comisión Europea; a Joaquín Almunia, comisario de Competencia; y Cecilia Malmstron, comisaria de Asuntos de Interior.

La cosa va en serio.

Opino que cualquier propuesta presentada de forma democrática es bienvenida. Sobre esto, no tengo dudas. Sin embargo, todo parece indicar que se trata de una simple treta electoral. Con lo grave que resulta jugar con las cosas de comer.

El PNV entiende que si quiere ganar de nuevo las elecciones, debe captar al electorado nacionalista más radical (como CiU quería hacer con los chicos de ERC). Ese es el caladero donde se juegan las mayorías en el País Vasco. Está por demostrar que esta estrategia resulte eficaz.

 

Porque lo que la paradoja catalana demuestra a través de los sondeos es un zas monumental en toda la boca: Artur Mas ha logrado asustar a sus propios votantes y soplar la vela del genuino barco pirata independentista: el de Esquerra.

Parece que Iñigo Urkullu quiere correr el mismo riesgo. Tremendo.

Más en twitter: @javierfumero

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