Javier Fumero

¿Banqueros a prisión? ¡Sí!

Ahora que todo el sistema parece estar en discusión –es la última moda- sucede lo inesperado. Hay quien no se lo va a creer. El primer juicio a responsables de cajas de ahorro por abusos cometidos en la última década ha terminado en condena.

Se trata de los cuatro ex directivos de Caixa Penedès. ¿Qué hicieron? Auto-concederse 28,6 millones de euros en planes de pensiones. Engordaron sus pensiones contratando pólizas de seguros a espaldas de los órganos de administración y control de la caja. Con el dinero de todos los ahorradores. Hay que ser truhán.

El ex director Ricard Pages tenía asignado un retiro de 11,6 millones (ha sido condenado a dos años de prisión); el de Santiago José Abella era de 5,7 millones (un año); el de Manuel Troyano era de 6,1 (un año) y el de Juan Caellas, de 4,8 millones (un año).

No todo son luces. Hay dos sombras de difícil digestión. En primer lugar, han sido condenados sólo por un delito de “administración desleal” y no por “apropiación indebida” como pedía el fiscal. ¿Motivo? Han restituido el dinero.

En segundo lugar, al carecer de antecedentes penales, previsiblemente ninguno de ellos irá a la cárcel.

Sin embargo, creo que es una buena noticia. Porque el desmadre de las Cajas de Ahorro ha sido un escándalo morrocotudo y este país reclama la acción pedagógica de la justicia. Insisto: especialmente en este sector.

Lo he dicho en alguna otra ocasión. Los bancos van a tener que trabajar mucho para sacarse de encima la malísima imagen que se han forjado sus dirigentes estos últimos años.

Basta un simple elenco para sacarles los colores:

-- Unos desahucios que transmiten (en parte, de manera injusta) una cierta sensación de insensibilidad ante el sufrimiento.

 

-- Las medias verdades empleadas en la venta de productos financieros que han atrapado a tantos atolondrados y a tantos ancianos.

-- El sorprendente giro que se ha producido en la negociación de los créditos: antes todo eran facilidades y parabienes; ahora, la dureza más implacable.

-- Los estratosféricos sueldos de esos directivos que se los han costeado exigiendo recortes... de ellos hacia abajo. Y cerrando sucursales.

-- Las privilegiadas ayudas de capital para las cajas que ellos se han quedado para engordar mañana la cuenta de resultados.

Son heridas que va a costar mucho tiempo sanar. Por eso creo que decisiones como la de este juez de la Audiencia Nacional ayudan (y mucho) a volver a poner las cosas en su sitio.

Más en twitter: @javierfumero

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