Calatrava te la clava

No me pareció bien la iniciativa de Izquierda Unida de Valencia cuando lanzó el pasado mes de mayo una web dirigida a erosionar la imagen pública del arquitecto español Santiago Calatrava. Registraron el dominio “Calatrava te la clava” y utilizaron la plataforma para –decían- “denunciar políticamente los proyectos faraónicos y la barra libre”.

Los ataques personales, ad hominem, me parecen indignos. Difunda usted los datos, las pruebas, argumente sin calificar y deje que los hechos se impongan por sí mismos. Pues no. En la web citada no había ninguna prueba, ni rastro de demanda judicial. Cosa extraña ante las graves acusaciones que se hacían.

Se le imputó a Calatrava cobrar unos 100 millones de euros de la Generalitat Valenciana “sin facturar IVA ni pagar impuestos en España”. Además, explicaban los de EUPV, “todos los contratos le fueron adjudicados a través de procedimiento negociado sin publicidad, estableciendo como honorarios un porcentaje sobre el coste final de cada proyecto, que se duplicó o triplicó respecto al presupuesto inicial”.

Ahora, siete meses después, el conocido arquitecto ha vuelto a ser noticia. Se acaba de saber que ha decidido trasladar todos sus negocios a Zürich, tanto su despacho de ingeniería como su sociedad de inversiones con sede en Madrid. Se marcha a la ciudad donde tenía su residencia fiscal desde hace dos años.

Santiago Calatrava ha sido un arquitecto bastante controvertido desde siempre y especialmente denostado por sus propios colegas. Los críticos le reprochan, en primer lugar, su tendencia a ofrecer soluciones arquitectónicas más monumentales que funcionales. Es una aberración –explican- utilizar elementos inútiles con un fin meramente decorativo: tensores, vigas, remaches, contrafuertes...

Pero quizás el reproche más demoledor alude a su afición a disparar con pólvora del rey, es decir, a trabajar con cargo a los presupuestos generales de algún organismo público. Así cualquiera, suelen explicar algunos arquitectos de fama. Porque si fallan los cálculos siempre habrá dinero institucional para cubrir tu desnudez, algo que no sucede con los clientes privados.

Así sucedió con la Ciudad de las Artes y de las Ciencias en Valencia, el Auditorio de Tenerife, el Monumento en la zona cero de Nueva York para conmemorar a las víctimas del 11-S o el Obelisco de la Plaza de Castilla en Madrid.

Y este dato sí que me deja pensativo. Un profesional que ha vivido tanto tiempo de la cosa pública, es decir, del dinero de todos los españoles debería meditar con detenimiento si debe, en justicia, llevarse todo su dinero fuera del país que le ha permitido ser buena parte de lo que es.

Al menos es para pensárselo... dejando a un lado los ataques personales.

 

Más en twitter: @javierfumero

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