Ciudadanos aprovecha la desesperación
La estrategia que está desplegando Ciudadanos es muy inteligente y de libro. Por lo pronto, el partido de Albert Rivera no apoya únicamente a un partido: lo ha hecho con Susana Díaz en Andalucía y con Cristina Cifuentes en Madrid.
Nadie le podrá achacar discriminación o trato de favor hacia uno de los dos grandes partidos. Desactiva así el riesgo de contaminación por exceso de cercanía que tan caro le ha costado a Izquierda Unida con el PSOE. Porque el lector termina diciendo: “para votar al sucedáneo, voto el original”.
Pero lo más relevante es que Ciudadanos está demostrando ser una eficaz solución contra el inmovilismo de los grandes partidos. Los dirigentes del partido naranja han forzado lo que parecía imposible: dimisiones.
La última ha sido histórica: Pedro Sanz, candidato del PP a presidir La Rioja, anunció este martes que renuncia a gobernar la comunidad para desbloquear las negociaciones y lograr la investidura de José Ignacio Ceniceros, su sustituto.
La clave del éxito de Ciudadanos estriba en el aprovechamiento que ha hecho de la desesperación de los rivales: el PSOE andaluz no quería pactar con Podemos pero tampoco podía permitirse el lujo de una nueva convocatoria electoral; y el PP no puede perder Madrid, ni plazas tan importantes como Madrid, Murcia o Castilla-León. Bastante ha perdido ya.
Por este camino, Ciudadanos está demostrando a su electorado algo muy complicado para un partido ‘pequeño’ y recién aterrizado en Madrid: ser un ‘voto útil’.
Hay otra decisión muy sensata: Ciudadanos ha decidido abstenerse de entrar en los gobiernos. Ofrece su apoyo para la investidura pero verá los toros desde la barrera. Otra inteligente maniobra que evita salir chamuscado. Cero desgaste y una inversión de futuro: los frutos se verán en las generales.
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