Ciudadanos no arranca
El partido de Albert Rivera no termina de arrancar. Esa es mi impresión. Carece de un discurso claro, fácilmente identificable y no logra trasladar al español de a pie su verdadera capacidad de influencia.
Pasan los meses y la formación naranja no termina de cuajar como alternativa. Su objetivo es visualizar un trabajo de “oposición responsable”, útil para el país. Y si durante el año que vivimos sin Gobierno obtuvo bastante protagonismo, una vez lanzada la legislatura el pasado mes de octubre apenas ha logrado espacio para el lucimiento.
La formación naranja insiste en reivindicar dos logros: ha condicionado al Gobierno (Presupuesto de 2017 y techo de gasto) y ha cerrado pactos con la oposición (comisiones de investigación). Es cierto. Sin embargo, falta mucho músculo político para que esos “pactos de Estado” no pasen como simples movimientos tácticos casi obligados: era eso o el colapso del país, nuevas elecciones y una más que probable caída naranja en las urnas.
Ciudadanos asegura que ahora comienza lo bueno:
-- Se centrará en la reforma del mercado laboral. Va a proponer un contrato único para acabar con la precariedad.
-- Negociará su apoyo a los Presupuestos de 2018. Por lo pronto, ha logrado una rebaja de 2.000 millones en el IRPF para mileuristas y familias con hijos. Pero asegura que en los próximos meses peleará otros compromisos sociales.
-- Prepara una reforma de la fiscalía, una ley para que las pymes cobren sus facturas, otra ley integral contra la corrupción y otra sobre maternidad subrogada.
Todo eso está bien pero… ¿ven lo que les digo? No entiendo el proyecto naranja. Falta una explicación global que justifique estas iniciativas. Sigo sin entender la música.
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