Confidencia de la ministra alemana de Empleo sobre España

La ministra de Trabajo de Alemania acaba de pasar por España. Ursula Von der Leyen ha firmado este martes en Madrid un acuerdo para impulsar el intercambio y la cooperación en materia de políticas del mercado de empleo entre ambos países. Estupendo. Pero hay algo más interesante detrás de esta visita.

El Gobierno Rajoy ha impulsado un tremendo plan de reformas para impulsar el crecimiento de la economía española. Este proceso de ajuste y recortes ha sido durísimo, mal explicado y percibido como nocivo por muchos españoles.

Además, pasan los meses y los principales indicadores del país siguen sin registrar mejora sustancial alguna (a excepción hecha de las exportaciones). Por lo que se consolida una sensación de frustración e inutilidad asfixiante.

Sin embargo, la ministra alemana de Empleo ha pasado por Madrid transmitiendo un mensaje de optimismo: España remontará pronto. Y lo explica recordando lo que sucedió en su país en el año 2002.

Alemania pasó por una situación similar a la española hace diez años. Los teutones tenían entonces una tasa de paro del 10%, nada que ver con la nuestra pero con un pronóstico similar en ineficacia y falta de competitividad. Su Producto Interior Bruto estaba plano: el crecimiento medio entre 2002 y 2006 fue inferior al 1%.

Así las cosas, el gobierno socialista de Gerhard Schröder dio vida a la Comisión Hartz, que obtuvo su nombre del líder del grupo: el director de recursos humanos de Volkswagen, Peter Hartz. El resto de integrantes eran políticos, expertos y economistas que dieron vida a cuatro leyes para la reforma del mercado de trabajo alemán.

Las tres primeras dieron vida a los famosos minijobs y otros tipos de contratos flexibles. Los contratistas pagaban menos impuestos, soportaban menos cargas sociales y ofrecían salarios más baratos. También se impulsó el desempeño de las Empresas de Trabajo Temporal para recolocar parados.

Se buscaba dinamizar el mercado laboral. Que las compañías perdieran el respeto a contratar por miedo a quedarse entrampados. Los trabajadores podían, en cambio, beneficiarse de empleos con sueldos de unos 600 euros, insuficientes por sí mismos pero que les permitían conciliar esa dedicación con el cuidado de la familia, la atención de personas mayores, la formación en idiomas, más tiempo libre...

La cuarta reforma apostó fundamentalmente por flexibilizar la jornada laboral. Así, empresarios y empleados evitaron los despidos a cambio de reducir días, horas y salario por puesto de trabajo. También se subió el listón en lo subsidios por desempleo, obligando a los parados de larga duración a aceptar un trabajo aunque fuera inferior a su cualificación.

 

Inicialmente estas medidas provocaron rechazo en la sociedad alemana. Los sindicatos denunciaron que se estaba precarizando el empleo. Para colmo, la reforma alentó inicialmente el despido –como en España- porque las empresas aprovecharon entonces para soltar el lastre acumulado. La tasa de paro creció.

Sin embargo, unos años después se empezaron a notar los efectos positivos del giro. El ajuste basado en horas trabajadas y salarios demostró ser un potente factor de crecimiento, porque evitaba el despido y repartía entre más personas los puestos de trabajo disponibles.

Por todo lo anterior, el mensaje que ha transmitido la ministra alemana de Empleo a su paso por Madrid es optimista para España. El país remontará pronto, ha dicho a su homóloga Fátima Báñez y a su equipo.

Esperemos que no se equivoque. Por nuestro bien.

Más en twitter: @javierfumero

Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato