Escisión en el PP

Este jueves nació VOX, la voz de unos “huérfanos” decepcionados con el PP que se acaban de presentar como una alternativa dentro del espectro de la centro-derecha para “regenerar” –explican- este segmento electoral.

Entre sus integrantes hay ex dirigentes de UCD y del Partido Popular, como Ignacio Camuñas o Santiago Abascal, además de víctimas del terrorismo de ETA como José Antonio Ortega Lara. Pero se da por hecho que también desembarcará aquí Alejo Vidal Quadras.

Pues bien. Me temo que esta VOX va a tener un recorrido limitado en nuestro país. Por un motivo fundamental: España es bipartidista. Por convicción y por el sistema electoral. Me explico.

Tradicionalmente, el electorado español siempre se ha comportado de la misma manera: vota a uno de los dos grandes partidos. Ocasionalmente, esa luna de miel se rompe y es entonces cuando los partidos pequeños sacan la cabeza.  Recogen a los descontentos. Después, pasan los años y esas formaciones pequeñas como suben, vuelven a bajar.

Pero es que además, en la práctica, la aplicación de la ley D’Hont en unas elecciones generales, ese sistema que designa el número de votos necesarios para obtener un escaño, provoca los efectos de un sistema mayoritario.

Es cierto que la Constitución de 1978 consagró la proporcionalidad del sistema electoral español, pero en la práctica el proceso favorece la consolidación de los grandes partidos o las coaliciones.

Eso no sucede en las Elecciones Europeas. Aquí, VOX podrá tener su minuto de gloria, su espacio para la notoriedad. Pero en cuanto se vean obligados a obtener el tres por ciento de los votos válidos emitidos en cada circunscripción quedarán en agua de borrajas.

Por eso digo que VOX nace con las patitas muy cortas y no irá muy lejos, me temo. Y por eso pienso que el PP hará todo lo posible por minimizar el golpe en las Europeas, pero no va a perder ni un minuto pensando en las generales.

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