Cuando Esperanza Aguirre y Núñez Feijóo se llevaban a matar

Esperanza Aguirre vuelva a estar de moda. Acaba de asegurar que el actual jefe del Ejecutivo gallego y candidato popular a la reelección, Alberto Núñez Feijóo, podría convertirse en el sucesor de Mariano Rajoy: “es –dijo- una figura importantísima dentro del PP”. Sorprende este elogio conociendo lo que pasó en 2008.

Todo surgió meses después de la dolorosa derrota electoral que sufrió Mariano Rajoy ante José Luis Rodríguez Zapatero, en marzo de 2008. Por aquel entonces, se produjo en el PP una marejada interna de primer nivel.

Los llamados ‘tres tenores’ (Juan Vicente Herrera, Francisco Camps y Núñez Feijóo) le declararon la guerra a Esperanza Aguirre. El origen de este enfrentamiento fueron las noticias que recibieron sobre una maniobra por parte de la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid para hacerse con el control del partido. Esperanza había hecho llegar a Rajoy el mensaje de que debía seguir un tiempo al frente del PP para evitar disensiones y pasarle a ella las riendas al cabo del tiempo.

Los ‘barones’ reaccionaron con furia. ¿Por qué se arrogaba la lideresa en exclusiva el derecho de heredar el partido? ¿Qué tenía ella que no tuvieran ellos? ¿Por qué urdía planes a sus espaldas?

La reacción fue a sangre y fuego. Hablaron en persona con Rajoy y le dijeron: no nos parece bien lo que ha hecho Esperanza Aguirre y vamos a reaccionar. El riesgo es que el partido salte por los aires. Nuestra tesis es la siguiente: tú debes seguir al frente, esa es nuestra decisión. Y ella debe purgar su afrenta. Será excluida y quedará retratada.

Aquel pulso permanece en el imaginario colectivo del partido. Así como alguna anécdota colateral relacionada con el suceso. Como el papel que jugó la mismísima Celia Villalobos.

A la diputada andaluza se le atribuye, por ejemplo, un durísimo alegato contra la lideresa durante un Comité Ejecutivo del PP en el que se trató de este turbio asunto: “Esa es una hija de puta y a ver si tiene ahora cojones para presentarse”. La frase fue citada por Pedro J. Ramírez en una de sus cartas dominicales, sin desvelar claves ni nombres propios.

Lo cierto es que Herrera, Camps y Feijóo cerraron filas en torno a Rajoy que, efectivamente, despejó sus dudas y quedó al frente del partido. Esperanza Aguirre perdió el pulso antes de comenzar siquiera, no llegó ni a presentarse como alternativa en el Congreso Nacional y quedó postergada.

Pues bien. Por lo que parece, se han restañado las heridas. Eso... o que aquí nadie dice lo que piensa.

 

Sea de ello lo que fuere, cuatro años después de aquel duro choque de trenes, asombra ver el ‘buen rollito’ entre quienes protagonizaron tan encarnizada batalla por el liderazgo del PP.

Más en twitter: @javierfumero

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