Esperanza Aguirre ha vuelto y la va a montar

La lideresa ha vuelto. Y de qué manera. Pum. En todos los morros al mismísimo presidente del Gobierno y de su partido, Mariano Rajoy. No por vía diplomática, no de forma discreta. No. Con luz y taquígrafos. Aquí se va a montar. Ya lo verán.

Sucedió este martes. La Comunidad de Madrid había anunciado que, muy a su pesar, se veía obligada a instaurar el famoso “euro por receta” en la región. Le preguntaron al presidente del Ejecutivo qué pensaba y fue muy claro: no está de acuerdo con la medida, le parece injusta y contraproducente.

La ex presidenta, muy activa en las últimas semanas a pesar de haber asegurado que lo dejaba, ha querido dar la réplica y evitar que se chamuscara su delfín, Ignacio González. Y de qué manera lo ha hecho. Ha salido a la palestra con un bofetón al líder de su partido:

-- “Lo que ha dicho es que no le gusta, pero también dijo que no le gusta subir impuestos y ha tenido que subir el IRPF y el IVA”.

Se le preguntó, además, por la intención de Rajoy de presentar recurso ante el Tribunal Constitucional contra esta medida y dijo: “habrá que ver los argumentos del Gobierno, que, por cierto, no ha recurrido el euro por receta que ya funciona en Cataluña”.

Uy, uy, uy...

Tengo para mí, amparado por cierto en algún comentario que he escuchado en boca de personas que suelen hablar con la lideresa, que estamos asistiendo al nacimiento de otro ‘verso suelto’, apodo con el que se bautizó en su día al mismísimo Alberto Ruiz Gallardón (ahora vuelto al redil).

Esperanza Aguirre se ha liberado, pelillos a la mar, de aquello que la lastraba. Quizás haya que interpretar ahora su dimisión no tanto como un paso atrás sino como un paso a un lado. Un liberarse de un corsé incómodo que impedía retos futuros. Ojito.

Me barrunto, además, que este renacer ha tenido mucho que ver con ese ADN de guerrera indómita que siempre ha demostrado llevar en la sangre. Que, una vez instalada plácidamente en casa, Esperanza ha comprobado que ella está hecha para el gobierno, la refriega y la gestión y no tanto para el solaz y la holganza.

 

Sea de ello lo que fuere, lo que dejan entrever sus palabras es que aquí hay contienda para rato.

Mariano Rajoy ha tomado buena nota del castañazo, de eso no hay duda. Pero, como buen gallego que es, no acometerá el asunto de frente, ni de forma apresurada. Se tomará su tiempo... pero dejará claras las cosas cuando vea conveniente.

El espectáculo promete.

Más en twitter: @javierfumero

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