Inadaptados

Ya están aquí. Y no es algo que me deje muy tranquilo, la verdad. Hablo de Juan Manuel Morales, el joven de 21 años detenido este jueves cuando recibía 140 kilos de sustancias químicas capaces de provocar una explosión mortal de necesidad.

Estas actitudes parecían más propias de los Estados Unidos, una sociedad tolerante con las armas y donde casos como el citado están desgraciadamente a la orden del día. Breivik en Noruega fue el primer aviso: una sociedad más restrictiva, europea y de alto poder adquisitivo también podía alentar a un loco dinamitero.

Ahora nos toca a España. El chico vivía en Baleares y había adquirido los explosivos por Internet. Previamente, intentó obtener armas ilegales. No lo consiguió. Después solicitó un permiso oficial de tenencia que le fue denegado por la Guardia Civil. A Dios gracias.

Su blog personal es toda una relevación: adoraba a los tristemente famosos Eric Harris y Dylan Klebod, los asesinos de la escuela Columbine que liquidaron a sangre fría a doce chicos y un profesor en 1999.

Juan Manuel Morales llevaba meses diseñando su mortífero plan: sembrar el terror en la Universidad de Baleares con un golpe sonado.

Era un apasionado de las armas, vivía aislado, odiaba a la sociedad, al sistema educativo, la vida normal. Llegó a enviar a su instituto una carta claramente intimidatoria.

En definitiva, se trataba de un inadaptado.

En casos como este uno se pregunta qué es lo que genera algo así, qué sociedad produce una persona capaz de considerar extraños a todos los que le rodeaban, alguien que no logra resortes satisfactorios que le unan a este mundo, al que todo le resultaba ajeno y hostil.

Es importante encontrar la respuesta porque la globalización provoca efectos perversos como éste: se mimetiza todo, tanto lo bueno como lo malo. Nos convendría encontrar la clave.

Más en twitter: @javierfumero