Javier Fumero

Juego de tronos de Rajoy también en Madrid

La autoría del análisis proviene de veteranos dirigentes del Partido Popular. Para ellos, que llevan años estudiando el modo de gestionar los nombramientos de Mariano Rajoy, no hay dudas: su forma de gobernar responde a una especie de ‘Juego de Tronos’. Y lo explican.

Rajoy funciona por equilibrios. Cuando elige personas, reparte el poder. Nadie debe destacar sobre el resto. Si hoy te premio, mañana te castigo. Si hoy consigues colocar un aliado en esta agrupación, mañana le concedo un contrapeso a tu rival. Y así por los siglos de los siglos.

Con este modo de proceder logra algo importante: tiene a todos sus subordinados enfrentados. Todos son frágiles, nadie sobresale, ninguno es más poderoso que otro, no hay un reino que prevalezca sobre los demás. Sólo hay uno que lo corona todo: él mismo.

Ejemplos de este juego de equilibrios en el universo de Mariano Rajoy hay muchos. A saber:

1. En el propio Gobierno hay varios reinos enfrentados. En primer lugar, el G-5 de García Margallo y compañía (también llamado la ‘congregación mariana’) rivaliza cada semana con el llamado clan de los Sorayos.

En segundo lugar está el pulso permanente del área económica, con Luis de Guindos y Cristóbal Montoro en pugna constante. De hecho, Rajoy nunca ha querido nombrar un vicepresidente económico, precisamente para mantener viva esa sana tensión. Él siempre se ha reservado la última palabra en esta cuestión.

2. En el Partido Popular la competencia entre la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria general María Dolores Cospedal también ha provocado interesantísimos duelos.

-- Cospedal logró vencer la batalla por el liderazgo en el País Vasco: ella pudo colocar allí a Arantxa Quiroga en perjuicio del candidato de Soraya, Alfonso Alonso.

-- Confirmando este reparto de premio y castigo entre ambas, Soraya resultó vencedora del pulso que las dos libraron por Andalucía: Rajoy dio luz verde en esa ocasión a Juan Manuel Moreno Bonilla. La apuesta de Cospedal, José Luis Sanz, debió dar un paso a un lado y dejar paso al arrollador juego de tronos del presidente.

 

3. En RTVE también se ha producido un singular reparto de protagonismos. Soraya tuvo tres años para guiar la Corporación según su criterio, con su amigo Leopoldo González Echenique al frente. Pero la cercanía de este crucial año de elecciones y el enfado del PP por la falta de sintonía de TVE hacia las políticas gubernamentales precipitó un cambio de rumbo. Así le llegó el turno a Cospedal, que tomó mando en plaza y, con ella, desembarcaron José Antonio Sánchez y José Antonio Álvarez Gundín.

Pues bien. Acaba de volver a pasar. En Madrid, Mariano Rajoy ha vuelto a apostar por la sangre y el fuego, por el choque de reinas.

Esperanza Aguirre ha aterrizado como candidata para la capital de España. El presidente ha optado por el pragmatismo demoscópico y la carta que más le asegura la victoria. Pero no se fía de ella. Por eso le coloca enfrente a Cristina Cifuentes como estratégico contrapeso. Ellas no se llevan demasiado bien, pero están condenadas a entenderse si logran movilizar al votante del PP y terminan liderando alcaldía y comunidad. Y así, el episodio ya está donde quiere el presidente.

Bienvenidos al mágico mundo de Rajoy.

Más en twitter: @javierfumero

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