Líderes apestados

Acaban de sufrirlo en sus carnes los líderes de los dos principales partidos políticos de este país. Los suyos no les quieren. Al menos, una parte. Prefieren que ni aparezcan por los alrededores. Tremendo.

En el Partido Popular hay alcaldes que lo han dejado claro: prefieren que vaya José María Aznar a los mítines de las municipales y autonómicas que el propio Rajoy. Así sucede con ediles de Madrid, Cataluña y Castilla-León.

¿Cómo razonan? Muy sencillo: el discurso del presidente del Gobierno no cala ahora entre sus votantes, advierten. El mensaje de que España mejora en lo económico pincha en hueso en sus pedanías, no genera empatía, no moviliza a los desanimados.

Por eso, explican, prefieren los planteamientos más políticos de Aznar: unidad de España, lucha final contra ETA, frente anti Podemos, guerra al separatismo catalán… Estos mensajes sí generan adrenalina.

Enfrente, en el PSOE, sucede otro tanto. Como contamos el mes pasado, Susana Díaz no quiere ver ni en pintura a Pedro Sánchez en la campaña a la Junta de Andalucía. Aquí se trata más bien de una cuestión de liderazgo.

Díaz y Sánchez mantienen desde hace meses un tenso pulso por el control del partido. Ella le apoyó frente a Eduardo Madina pero ahora quiere que el chico le deje paso para reinar sobre toda España. Se ha firmado una paz de compromiso, que a los dos interesa en estos momentos. Pero en mayo, tras las autonómicas, las espadas volverán a estar en alto.

Por lo pronto, Pedro Sánchez sólo asistirá a dos mítines en Andalucía. Poco bagaje para la persona que –teóricamente- lleva todavía los pantalones en casa.

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