Mariló Montero está triste
Reconozco que hasta ayer no entendía nada. Me dejó bastante perplejo el tono de la entrevista que realizó Mariló Montero a Anne Igartiburu en Las Mañanas de Televisión Española. Esa actitud hostil y belicosa hacia una compañera no me pareció de recibo.
Pero todo era bastante extraño. Los litigios, las contiendas personales –pensaba para mí- se deben resolver en privado y no airearlas en público. Mucho menos, el día en el que la compañera presenta en sociedad su nuevo programa.
Como digo, andaba bastante atónito por lo sucedido hasta que la web de El Mundo desveló la tarde del jueves un dato clave: Mariló Montero está descontenta con TVE por una bajada de sueldo de casi el 50%.
La noticia asegura que la presentadora cobraba alrededor de 1.200 euros por programa, una cantidad que ha quedado reducida a poco más de la mitad tras los recortes: ahora cobra poco más de 600 euros por espacio. Es decir, 3.000 euros a la semana; es decir, 12.000 euros al mes y no 24.000.
Hay quien asegura que Mariló habría pagado su malestar con uno de los rostros más “mimados” de la cadena, Igartiburu, que promocionaba durante la controvertida entrevista su nuevo magazine de tarde ‘+Gente’.
O sea, que al final, el ‘affaire’ Mariló va a terminar siendo algo muy parecido al berrinche de Cristiano Ronaldo. Tristeza y malestar porque me pagan poco, porque no cobro lo suficiente, porque me ningunean frente a otros compañeros.
El sentimiento me parece legítimo. Quizás tengan razón Cristiano y Mariló. Quizás los dos estén siendo objeto de una injusticia y merezcan mejor sueldo. Quizás Mariló tiene fuste para recibir 24.000 euros al mes y no 12.000.
Pero montar un numerito público, como ya dije sobre el futbolista días atrás, con la que está cayendo (y hablando de semejantes cifras) es poco menos que obsceno. No es de recibo.
Por lo pronto, los dos harían bien en contratar un nuevo asesor de imagen. Porque los españoles toleran muy mal este tipo de escenitas, con pataletas de niño malcriado que vive en los mundos de yupi. Vamos, digo yo.
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