Menuda Soraya

Creo que la larga, larguísima, intervención de la nueva portavoz del Gobierno, respondiendo tras el consejo de ministros del pasado viernes a las muchas preguntas de los periodistas presentes, arroja muchas luces sobre la figura de Soraya Sáenz de Santamaría.

Quiero detenerme ahora particularmente en una de sus respuestas, que me pareció especialmente significativa.

Un periodista de la Cadena SER quiso saber cómo iba a poder desempeñarse la persona que más poder ha acumulado en un gobierno en democracia (Vicepresidenta, Ministerio de la Presidencia, ministra Portavoz del Ejecutivo y principal responsable del Centro Nacional de Inteligencia).

Soraya respondió lo siguiente:

“Es cierto que son muchos los deberes que me corresponden. Porque soy de las que pienso que más que de “poder” hay que hablar de “deber””.

“Capacidad de trabajo deberemos buscar entre todos, entre todo el equipo, para hacer frente a estas responsabilidades. Al equipo no nos asusta el trabajo, las horas, el esfuerzo”.

“Creo que en este momento el país está en una situación que quien tiene trabajo debe sentirse un privilegiado. Yo lo siento así”.

“Daré lo mejor de mi misma para llegar a todo. Si a algo no llego, pediré ayuda. Y así lo he hecho con mis compañeros de gabinete. Este es un equipo solidario. Estamos todos en una tarea que asumimos con una gran responsabilidad”.

“Y pediré disculpas cuando lo tenga que hacer, si en algún asunto se cometen errores”.

 

(Puede escuchar aquí la intervención: minuto 6:20 de la segunda pieza)

En estas palabras encuentro varios gestos insólitos:

-- La cercanía. Soraya Sáenz de Santamaría no habla desde una atalaya. Se muestra cercana, próxima, a ras de suelo. No había escuchado este tono en ningún portavoz del gobierno.

-- La naturalidad. No sé si Soraya ha salido con esas famosas fichas elaboradas a partir de un argumentario, diseñado por los gurús de la opinión pública monclovita para dar respuesta a las cuestiones más peliagudas. Pero no es lo que transmite. Habla sin imposturas, ni frases hechas, ni ideas recauchutadas por los analistas de turno.

-- La modestia y sencillez. Lo que ya me parece de aurora boreal es el temple con el que se ha dirigido a los periodistas. Sin prepotencia, admitiendo que es falible, que necesita de un equipo de colaboradores y que pedirá disculpas cuando se equivoque.

Menuda Soraya. Como tarjeta de presentación, no está nada mal. Al menos eso es lo que yo creo.

Más en twitter: @javierfumero

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