Al PP lo han pillado en Valencia

Lo que le ha pasado al Partido Popular en Valencia es de traca, y disculpen la broma fallera. Alfonso Rus no era allí ningún desconocido y mucho menos para los líderes populares. Tampoco en Madrid estaban en la inopia. El problema es que nadie quiso ponerle el cascabel al gato.

Hasta que salieron las grabaciones.

La cosa tiene delito. Ahora Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Rafael Hernando, Alberto Fabra… todos interpretan su papel y se muestran escandalizados. Semejante bribón, dicen. Como si no hubieran estado al tanto desde hace años del talante del presidente de la Diputación de Valencia. Lo conocían de sobra.

Este es el drama, el nudo gordiano, del higiénico ventilador contra la corrupción que se ha puesto en marcha en nuestro país.

Ahora se persigue con más diligencia que nunca el desfalco, el desvío de fondos públicos, y eso está bien. Es horrible comprobar, día tras día, lo infectada que está la vida política de este virus de sobresueldos, mordidas, dinero negro y cuentas en Suiza. Han sido muchísimos años de impunidad. Quien no lo hacía era tonto o tenía una moralidad a prueba de bomba. Hasta los enjuagues se heredaban cuando había relevo político en municipios y autonomías.

Ahora, reventar toda esta red de compadreos y sinvergonzonería no es algo que se pueda acometer en tres tardes. También resulta muy complicado desenmascarar a algún truhan sin ponerte colorado. Salta a la vista que tú lo sabías y mirabas para otro lado. Una auténtica pillada.

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