Pegarse un tiro en el pie

Creo que no hay que hacer bromas con este suceso. Imagino lo que debe sufrir una madre o una abuela cuando alguien les comunica que su hijo o su nieto se ha disparado en un pie. Menudo disgusto, menuda angustia.

Me solidarizo con la familia.

Sólo quiero hacer dos puntualizaciones.

Primera. Que deberíamos tomarnos las cosas con un poquito más de filosofía. Froilán estaba en una finca de caza, acompañado de su padre. La familia Marichalar es muy aficionada a la cinegética y la llevan practicando desde hace años.

Cualquiera que conozca ese mundo sabe que un chaval agarra su primera escopeta desde muy temprano. Practica con botellas, latas, dianas, y se va soltando. Nada extraño. Nada fuera de la común entre los aficionados a la caza.

Sin embargo, alguien lo ha querido comparar con poner al volante del coche a un hijo menor, por ejemplo. Creo que no tiene nada que ver. La pericia que hace falta para estas dos actividades es muy distinta. Han sido dos perdigonazos en un pie. Nada más.

Segunda. Se ha montado también una buena pelotera con la edad del chico. O sea que con 14 años sí... pero con 13 y medio, no. No seamos majaderos.

Que quede claro: la ley hay que cumplirla. En eso no hay vuelta de hoja. Y como en esto no se ha hilado fino, multa y a pagar. Pero un poco de calma.

El hijo de los duques de Lugo cumple 14 años el próximo mes de julio. Entonces, podrá obtener el permiso para manejar armas. Tampoco me parece sensato montar un zipizape por tres meses.

 

Dicho lo cual, a mi la noticia me produjo más pena que otra cosa. Lo que le faltaba a esta familia.

Más en twitter: @javierfumero

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