Javier Fumero

Pobre Cataluña

Este es mi balance de lo sucedido este domingo: pobre Cataluña. Alguien podría proclamar –no sin razón- que más bien “pobre España”. Porque ellos solitos se han metido en este avispero, agitado a conciencia el panal y hecho méritos para recibir todas y cada una de las picaduras que ha dejado este convulso desafío al Estado. En cambio usted y yo…

Vale. Pero no me alegra nada ver a Cataluña como queda: hecha unos zorros.

Queda una sociedad dividida, enfrentada a muerte. Herida. Familias que no pueden citarse porque hay agravios imperdonables. Aguante usted todos los días la misma monserga, las miradas hostiles, en el supermercado, el banco, el despacho de oficina… Insultos en el colegio al hijo del concejal españolista. Fascista llaman al panadero del PP. Y así todo.

Queda una clase política que se ha echado al monte. Ha optado por propuestas extremosas. Se ha alimentado a los radicales en abundancia y tendrán que lidiar ahora con ese toro bravo, que se ha envalentonado. Algunos se han quedado afónicos, sin cuerdas vocales. Y lo que es peor: cuando se despierten la corrupción todavía seguirá ahí. Montaron todo esto para mirar hacia otro lado pero ese problema no está resuelto.

Quedan unos medios de comunicación que salen muy tocados de esta crisis. Tocados en su credibilidad que es lo más sagrado. La deflagración de estos días ha dejado en evidencia lo vendidos que están muchos al dinero público. Penoso. Penoso y mortal de necesidad: porque recuperar la confianza es algo muy difícil.

Pobre Cataluña.

Más en twitter: @javierfumero

 
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