Quiero la cabra de la Legión en la Casa Rosada

Que quieren que les diga. Confieso que quedé gratamente sorprendido la semana pasada al comprobar el despliegue realizado por el Gobierno en defensa de la españolidad de Repsol YPF y los intereses nacionales.

El elenco de actuaciones fue apabullante:

-- El Rey habló por teléfono hace semanas con la presidenta Kirchner. Un movimiento al más alto nivel. Aunque es evidente que esta última semana el monarca no ha podido seguir la crisis en primera línea y eso es un poco triste.

-- Los ex presidentes Felipe González y José María Aznar se desplazaron hace unas semanas a Buenos Aires para intentar reconducir la situación.

-- El ministro de Industria, José Manuel Soria, viajó a Argentina para entrevistarse con su homólogo de la Casa Rosada. A su vuelta, dejó claro lo que había: “si hay gestos de hostilidad, éstos tendrán consecuencias”.

-- Exteriores realizó importantes gestiones para lograr la implicación de Bruselas. La reacción no se hizo esperar: la Comisión Europea salió a la palestra para recordarle a doña Cristina que debía proteger los intereses de los inversores extranjeros en su país.

-- El embajador argentino en España, Carlos Bettini, fue llamado a capítulo urgentemente por José Manuel García Margallo. Debió acudir al Ministerio y dar explicaciones. A su término, el ministro advirtió a las autoridades del país sudamericano de que “cualquier agresión” que violara el principio de seguridad jurídica será considerada como una agresión al propio Gobierno español.

-- El Gobierno también solicitó ayuda a otros socios internacionales. Se contactó con Estados Unidos y México, que ahora ocupa la presidencia del G-20.

En definitiva, un despliegue neto, contundente, sin fisuras ni medias tintas. Cosa distinta es que todas estas maniobras no hayan servido de mucho.

 

Cristina Fernández de Kirchner anunció ayer que expropiaba el 51% de YPF y sanseacabó. Con afrenta directa al Rey don Juan Carlos incluida, al mostrar gráficamente la caída de las reservas de petróleo en el país aludiendo con ironía a “la trompa de un elefante”.

Sin embargo, la actuación internacional del Gobierno español no puede caer en saco roto. Porque es algo muy distinto a lo que estábamos acostumbrados. A Rajoy sólo le ha faltado enviar a la Legión a la Casa Rosada, como si del Islote de Perejil se tratara.

De hecho, creo que Morenés ya está tardando.

Más en twitter: @javierfumero

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