El Rey es un gorrón

Antes que nada, quiero dejar clara una cosa: no me gustó nada el viajecito del Rey a Botsuana a cazar elefantes. Nada. Creo que fue un error de libro, sin excusa posible. Inadmisible. Don Juan Carlos puede hacer negocios sin rifle de por medio. Dicho eso, me hace gracia el afán de algunos por arrear.

Lo digo porque el Gobierno respondió este miércoles, de forma indirecta, a la pregunta de quién pagó esa aventura. Concretamente, el Boletín Oficial de las Cortes Generales (BOCG) publicó varias explicaciones sobre el safari de Juan Carlos.

En ese texto el Ejecutivo aclara algunas cosas. Por ejemplo que el desplazamiento del monarca a Botsuana “no dio lugar a ningún gasto extraordinario o imprevisto”. Y que el “desgraciado accidente de Su Majestad el Rey” tampoco generó “ningún coste para el erario público”.

Pues bien. Durante la tarde de ayer pude escuchar y leer algunos comentarios críticos del siguiente tenor: “o sea, que el Rey viajó a Botsuana de gorra”.

Hay cosas que me dejan perplejo.

Como digo, estoy a favor de que se critique ese viaje, su oportunidad y conveniencia. Que se debata incluso sobre el papel que debe desempeñar el Rey en nuestro país. Pero con argumentos, razonando.

¿Qué es eso de que viajó de gorra? Si lo hubiera pagado el Estado, leña porque salió de mis impuestos. Y si lo invitó el empresario hispano-saudí Mohamed Eyad Kayali, malo también porque es un gorrón.

Menuda majadería.

Más en twitter: @javierfumero

 
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