A Rubalcaba lo ha mirado un tuerto

-- “Si Rajoy perdió dos veces las elecciones y aguantó ¿por qué no puedo hacer yo lo mismo?”.

Este fue el principal argumento que utilizó Alfredo Pérez Rubalcaba en noviembre del año pasado para explicar a sus correligionarios que iba a seguir al frente del PSOE tras la debacle electoral de su partido en las generales.

Perdió cuatro millones de votos pero Rubalcaba imaginaba entonces –según reconoció a personas de su confianza- que, cuando acabara esta legislatura, es decir, dentro de tres años, él podría estar en La Moncloa como presidente de Gobierno.

Hablaba de la dureza de la crisis que iba a sufrir España. Aseguraba que eso le iba a ayudar a conseguir el objetivo de llegar a la presidencia, porque el desgaste para Rajoy y su Ejecutivo de las durísimas medidas de ajuste que debía tomar sería tal, que el malestar de la población y las protestas en la calle llevarían de nuevo al PSOE al Gobierno.

No descartaba incluso una disolución de las Cortes antes de acabar la legislatura y una convocatoria anticipada de elecciones.

Pues bien. Sólo un año después, todo eso parece una quimera. Y no precisamente porque el pueblo español esté encantado del Gobierno o haya logrado sintonizar con Mariano Rajoy. Nada de eso ha ocurrido.

Lo que ha pasado es que Rubalcaba se ha desplomado, literalmente.

La última encuesta del CIS desvelaba que el líder del PSOE cae a plomo y aún no ha tocado suelo: sigue bajando su popularidad sin que nada lo detenga. Ni en el mejor de los escenarios logra invertir la tendencia. Muy preocupante.

Por si alguien sospecha de las encuestas demoscópicas, ahí está la calle para demostrar que esta desafección existe, es real como la vida misma. Rubalcaba ha pinchado por dos veces en la campaña electoral de Galicia. En dos actos del PSdG  (este sábado, de nuevo) Rubalcaba no ha logrado completar aforo. Un desastre.

 

La puntilla es la crisis interna que viven las “otras agrupaciones” del PSOE –como las llamaba el propio Rubalcaba-, la de Miguel Yuste (sede de El País) y la de Gran Vía (sede de la Cadena SER).

El Grupo Prisa hace aguas y Juan Luis Cebrián está en el ojo del huracán. Eso es algo especialmente sensible para Rubalcaba. El ex vicepresidente hace años que trabaja con las espaldas cubiertas. El debilitamiento del periódico y la radio, la crisis financiera y la guerra que enfrenta a periodistas y directivos amenazan también su estabilidad. Muy mala noticia para el secretario general del PSOE.

Por todo ello digo que a Rubalcaba parece que le ha mirado un tuerto.

Más en twitter: @javierfumero

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