Javier Fumero

Sombras chinescas y mucho postureo en el Congreso

El otro día estuve con un viejo amigo. Acaba de dejar el periodismo militante para dedicarse a la comunicación institucional. Tras varias semanas en su nuevo puesto, me contó una de sus primeras conclusiones: los ciudadanos (y los profesionales que nos encargamos de informar) apenas logramos atisbar la punta del iceberg de lo que realmente sucede.

Le han bastado algunas reuniones de alto nivel para confirmar que al común de los mortales, sí, nos llega “la música”. Y no es poco. Pero una vez entre bastidores, cuando se accede a toda la información –entresijos, maniobras a varias bandas, intenciones ocultas, complicidades…-, uno se da cuenta de que sólo captamos una parte muy pequeña de la sinfonía.

El ejemplo es perfectamente aplicable al teatro de la sombras chinescas en el que se ha convertido la negociación política para la formación de un nuevo gobierno en España. Hay mucho más de lo que percibimos a través de los sentidos.

Nada es lo que parece. Hay bastante postureo porque, al fin y al cabo, así es también la política. El arte de gobernar se compone de silencios, guiños, gestos, escenificaciones… recursos dramáticos imprescindibles en cualquier negociación.

Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera están ahora en eso. Concretamente pienso que todos trabajan ya con la mirada puesta en unas nuevas elecciones generales. Están de campaña electoral, vamos.

Si leemos desde esta óptica las intervenciones de estos días podríamos sacar conclusiones como las siguientes:

-- Rajoy intenta desactivar a sus rivales dejándoles como incompetentes. No lograrán cerrar un acuerdo estable, porque no suman, y quedará patente que no han estado a la altura de las circunstancias. Además, deja claro que él no es de los que chalanea. Se presenta, por último, como víctima de otro cordón sanitario armado por los malos malísimos. “Todos contra el PP”: un lema que puede reforzarle entre su electorado.

-- Pedro Sánchez vende estos días una imagen de hombre de Estado. No es aquel diletante de hace unos meses, ni el aficionado de la pasada campaña al que le faltaba un hervor. Está preparado para buscar consensos, para tejer entendimientos. Ya está capacitado para llegar a La Moncloa. En este sentido, cada minuto de televisión como responsable de formar gobierno es oro para el PSOE.

-- Pablo Iglesias grita a los suyos, con esta sucesión de ruedas de prensa en el Congreso, que el movimiento morado no ha sido un sueño de verano. Podemos ha llegado para quedarse, para pisar alfombra, para mandar, para llevar otra forma de hacer política al Parlamento. El voto podemita, además, luce como verdaderamente útil. No somos, como fue Izquierda Unida tantos años, un partido bisagra. Si nos votas, mandaremos en España. Hay opciones reales de controlar el CNI, el BOE y el CIS. Lo estamos tocando con las manos.

 

-- Albert Rivera refuerza, mientras tanto, su imagen de político sensato, combativo pero responsable, renovador (capaz también de cambiar la vieja política) fiable y eficaz. Está perfectamente preparado para cerrar acuerdos de gobierno y asegurar la estabilidad del país. Tolerancia cero a la corrupción y primeras medidas de regeneración.

Como ven, sólo falta que comience el buzoneo.

Más en twitter: @javierfumero

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