Javier Fumero

¿Test de estrés? ¡Pum! ¡Redada!

El Gobierno y el Partido Popular tardarán tiempo en olvidar la fecha del 27 de octubre. Llevaban semanas de abatimiento, de congoja, de agobio. Por fin, llegaba el momento de ver la luz, de disfrutar del éxito durante unos días, de sacar pecho por un sobresaliente... Y de repente, ¡pum! ¡redada!

La crisis del ébola ha sido calificada internamente como la peor situación que ha vivido el Ejecutivo desde su llegada al poder, en 2011. Sólo comparable quizás a la amenaza de intervención por parte de Bruselas que vivió España en el verano de 2012. Fueron días de pánico, de torpezas, de decisiones equivocadas, de incertidumbre y daño para la imagen del país.

Al final, se designó un comité de expertos presidido por Soraya Sáenz de Santamaría que logró encauzar las cosas. Frenó la escalada de errores, se informó con diligencia y rigor, y se cortaron las vías de agua. El colofón ha sido la recuperación médica de la enferma y la constatación de que no ha habido más infectados.

La irrupción entonces del escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid fue otro duro varapalo para los ‘populares’. Decenas de consejeros y ex directivos colocados en la entidad por el partido, con Rodrigo Rato a la cabeza, quedaron retratados al menos como derrochadores a cuenta de una entidad en quiebra.

Han sido dos semanas de dura travesía por el desierto del bochorno público, con los medios poniendo el foco en los alucinantes gastos de estos señores y el descontrol latente en una caja que necesitó de la inyección del dinero de todos.

El miedo en el PP tiene nombre y apellidos: el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). El próximo barómetro elaborado por el organismo público va a ser demoledor con los ‘populares’ pues recoge la opinión de la calle en pleno huracán. Es fácil de suponer, por tanto, que el batacazo va a ser considerable. A sólo cinco meses de las elecciones municipales y autonómicas. Un horror.

Pues bien. Este lunes era un rayo de luz en medio de tantas tinieblas. El Banco Central Europeo confirmó el domingo que los bancos españoles habían superado los test de estrés con la mejor nota. El Gobierno Rajoy ha logrado el milagro: sanear el sistema financiero español con una ayuda de ‘sólo’ 40.000 millones de euros (se llegó a hablar de 300.000 millones como mínimo). Y en un tiempo récord: dos años.

Llegaba el momento de disfrutar del trabajo bien hecho, de explotar el éxito, de proclamar a los cuatro vientos que el sacrificio había merecido la pena. Mensaje para el españolito medio: “Nos habremos equivocado en algunas cosas, pero este Ejecutivo es diligente en la gestión de su dinero, en devolver la credibilidad a las finanzas españolas”. El argumentario estaba listo... cuando, de repente, estalló todo.

51 detenidos en cuatro comunidades por una macrorredada anticorrupción. La trama adjudicó obras en los últimos dos años por valor de 250 millones. Francisco Granados, ex hombre fuerte de Esperanza Aguirre está entre los detenidos. Y decenas de ediles del partido.

 

La desolación, el desamparo y la decepción que se percibía este lunes en Moncloa y Génova es muy difícil de describir.

Más en twitter: @javierfumero

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