UGT, ese enfermo herido de muerte

Lo digo siempre que escribo sobre los sindicatos: jugaron un papel fundamental en España hace unos años, defendieron de forma impagable a los asalariados y los más desfavorecidos de este país y creo que hicieron un buen trabajo. Pero también digo que eso ha cambiado.

Ahora el sindicalismo necesita ser repensado desde su raíz. Se ha politizado hasta extremos vergonzosos: se han convertido en organizaciones partidistas, que no velan por el trabajador sino por su ideología, pactan a escondidas sus prebendas y viven mucho del cuento. Un ejemplo: el caso Bankia.

UGT y CCOO tenían representantes acreditados en el consejo de administración de la entidad madrileña y cobraban buenos sueldos por ello.

Comisiones Obreras contaba con dos personas en la cúpula del Banco Financiero y de Ahorros (BFA). Francisco Baquero Noriega y Pedro Bedia Pérez percibieron, entre los dos, 625.000 euros en 2011. UGT participaba en los consejos a través de José Ricardo Martínez, con unos emolumentos anuales de 181.000 euros al año, que entregaba a la organización.

La misión de estos señores era –y cito textualmente- “velar por la correcta administración y gestión” de Caja Madrid. No lo hicieron y habría que exigirles su responsabilidad, como a todos. Ni más, ni menos.

Este desmoronamiento es una lástima porque al empresario no le viene mal contar enfrente con un ‘pepito grillo’ que le enmiende la plana si siente la tentación de volverse un tirano, como sucede en algunas estructuras capitalistas. Esa figura es hasta necesaria si hay sentido común y honradez.

Pero insisto: el enfermo está muy malito.

Noticia de este viernes: UGT Madrid acaba de plantear a sus trabajadores un despido colectivo que afectaría al 67% de la plantilla en Madrid. Se tienen que marchar 44 de sus 72 empleados. ¿Condiciones? 20 días de indemnización y un máximo de 12 mensualidades.

Y no se les cae la cara de vergüenza...

 

UGT se opuso a la reforma laboral del Gobierno por tierra, mar y aire. La consideraba el horror, un abuso ignominioso, un atropello sin precedentes.

Dijeron que vulneraba la Carta Social Europea y los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Dijeron que era inconstitucional porque atacaba el derecho al trabajo recogido por la Carta Magna en su artículo 35 y sería denunciada ante el Defensor del Pueblo... Ahora, la aplican para ahorrarse unos dineros.

¿Es esto coherencia? ¿No demuestran que sus propios empleados no cuentan para ellos? ¿No es una demostración clara de que una cosa es predicar y otra dar trigo? ¿No es para pensar que llevan años realizando un paripé a conveniencia?

Para mayor bochorno de la central que dirige Cándido Méndez hay que recordar que el 11 de mayo de 2012, UGT Madrid anunció que había empezado a preparar un expediente de regulación de empleo (ERE) que iba a afectar a 36 personas, una cifra que posteriormente se rebajó a 33. Entonces, el sindicato aseguró que no aplicaría las condiciones de la última reforma laboral y trataría de llegar a acuerdos con los trabajadores.

Es tremendo. Sinceramente lo pienso: UGT parece herido de muerte...

Más en twitter: @javierfumero

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