Javier Fumero

El casting de Zapatero: sexo, edad y glamour

César Antonio Molina fue ministro de Cultura durante la segunda legislatura del Gobierno Zapatero. Ocupó el cargo casi dos años y fue destituido en abril de 2009. Ahora, acaba de publicar un libro sobre pensamiento y poder. Y ha desvelado las tres cosas que le dijo el presidente cuando le anunció su relevo.

-- “Me dijo tres cosas: que yo era muy austero y que necesitaba una chica joven y glamour”.

Todo el mundo sabe que si uno es graciosamente elegido para un puesto de gobierno –nadie puede alegar nunca méritos suficientes, ni derechos adquiridos-, atendiendo a esa misma liberalidad, no se puede extrañar cuando le remueven del sitio.

Sin embargo, entiendo el ‘shock’ que le causó a César Antonio Molina aquella explicación.

-- “Se me cayó el mundo encima –ha añadido- cuando escuché lo de la austeridad, que para mí era una virtud esencial en política. Me pareció escandaloso”.

Sin embargo, a mi me ha impresionado sobre todo el resto. Lo de la “chica joven” y el “glamour”. Porque define una época y un modo de entender la política que los españoles no deberíamos olvidar jamás.

Los niños que hoy están naciendo en España deberían aprender en el colegio que hubo una vez en nuestro país un gobernante que no elegía a sus ministros atendiendo a su dotes intelectuales o de organización, a su capacidad de trabajo, competencia o mérito. Nada de eso. Aquí, durante algunos años se primó, por encima de todo, el sexo, la edad y el glamour.

La Real Academia de la Lengua Española define, por cierto, glamour como “encanto sensual que fascina”. Tela. Sabiendo, además, que la elegida para el puesto fue Ángeles González Sinde. Hoy la mujer debe estar encantada, al conocer por fin las razones que le llevaron a pasar el casting en La Moncloa.

Es la perversión más tremenda en cualquier búsqueda de talento. Hasta un responsable de recursos humanos sin muchas luces se echaría las manos a la cabeza.

 

Es de traca. Zapatero empleó para la búsqueda de gobernantes públicos los mismos criterios que utilizan hoy en día, por ejemplo, los principales programas de la telebasura, como ‘Mujeres y hombres y viceversa’, ‘Sálvame’ o ‘Gran Hermano’.

En estos shows televisivos lo que cuenta no son los estudios, ni la preparación, ni la materia gris. Ahí lo que se premia es también el sexo, la edad y el glamour.

Esto es España. Ahí es nada.

Más en twitter: @javierfumero

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