Javier Fumero

Y la agencia Reuters sigue sin pedirnos disculpas

Suele ser un buen consejo de madre: no te hagas sangre, olvida las cosas, clausura la lista de agravios, mira hacia adelante... Sin embargo, tampoco viene mal exigir resarcimiento aunque haya pasado un tiempo de la afrenta. Sobre todo, si al culpable jamás se le han pedido responsabilidades.

Me refiero hoy a la agencia de noticias Reuters, una de las compañías de comunicación más prestigiosas e influyentes del mundo, que propaló una serie de falsedades sobre España en el momento más delicado de la crisis económica de este país. Que yo sepa, todavía no ha pedido disculpas.

Sólo por refrescar la memoria, rescato algunas ‘perlas’ de la hemeroteca:

-- En febrero de 2012, Reuters difundió un teletipo afirmando que el Gobierno español había inflado del déficit de 2011 para cumplir de forma más holgada los objetivos del año en curso. La propia Comisión Europea salió a negar que tuviera la más mínima sospecha sobre el particular. Pero es que, mes y medio después, se pudo comprobar, con las cifras reales en la mano, que no era verdad. Reuters había mentido.

-- En julio de 2012, un periodista de Reuters publicó que España iba a ser intervenida. De inmediato. Era cuestión de horas o días. Pasó el tiempo y el ‘scoop’ demostró ser igualmente falso.

-- Días después (siempre en julio de 2012), Reuters volvió a la carga y aseguró que el gobierno español negociaba en secreto un rescate de 300.000 millones de euros en total. Era inevitable. Una barbaridad. Como se pudo demostrar tiempo después, se trató de otra falsedad como la copa de un pino.

-- A mediados de septiembre de 2012, la misma agencia difundió otra pieza asegurando que Rajoy estudiaba congelar pensiones y acelerar la subida de la edad de jubilación a los 67 años. Se trataba –de nuevo- de cumplir las condiciones impuestas ante un inminente ‘rescate’. Otro embuste.

-- El 1 de octubre de 2012 un nuevo teletipo de Reuters sobresaltó a los españoles: “España pedirá el rescate este fin de semana”. La nota citaba “dos fuentes del entorno de la Unión Europea y otra fuente alemana no identificada” para confirmar que, efectivamente, el rescate de nuestro país ya tenía fecha. Y daba datos: la solicitud iría acompañada de una conversación telefónica entre los ministros de finanzas para ultimar los detalles de ese rescate. “El Gobierno español se ha dado cuenta de la seriedad del problema”, precisaba por su lado la fuente alemana. ¡Menuda patraña!

Es indignante, qué quieren que les diga.

 

Después a algunos se les llenará la boca hablando de la prensa seria y rigurosa, esos medios tradicionales, veteranos, siempre veraces y fiables. Frente a la liviana prensa digital, que construyen sus noticias sobre rumores o chascarrillos y no dan pie con bola. Vamos, hombre.

Aquí tenemos a una reputada compañía de comunicación, creada en 1851 en el Reino Unido y especializada en información financiera, publicando noticias falsas de forma reiterada. No medias verdades, no hechos parcialmente errados, no informaciones desenfocadas o a las que les faltaba el contrapeso de una de las partes. No. La realidad desmintió por entero cada una de estas noticias y el traspié se repitió hasta en cinco ocasiones, que yo recuerde.

En cualquier empresa informativa donde exista la más mínima rectitud y criterio alguien suele pagar con su puesto de trabajo unos fallos tan graves y recurrentes. Porque está en juego la propia pervivencia de la empresa.

¿Quién querrá contratar los servicios de una agencia que no es fiable? ¿Quién comprará un periódico, sintonizará una cadena de televisión, escuchará una emisora de radio o visitará una web que difunda falacias? Nadie. Los usuarios no tienen tiempo que perder. Por eso la credibilidad es lo más sagrado que posee un medio de comunicación. Ahí es donde realmente se la juega cada día.

Por cierto. A mí no me salen las cuentas.

Quizás me falte algún dato esencial o desconozca alguna oculta circunstancia pero, visto lo visto, uno no puede menos que concluir que en esta sucesión de falsedades hubo gato encerrado.

Un patinazo es comprensible; dos tropiezos, todavía. Pero esta pertinaz constancia en la difusión de noticias embusteras, alarmistas, insidiosas y desestabilizadoras, no es normal.

Nadie de Reuters salió a la palestra a pedir disculpas, a anunciar que ha roto para siempre con determinadas “fuentes del entorno de la Unión Europea” o a explicar simplemente qué es lo que ha pasado. Nada.

Todo muy extraño.

Más en twitter: @javierfumero

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