El aparato de propaganda del PSOE está logrando su objetivo

“Utilizan la apisonadora”, “llega la contrarreforma”, “cuidado con los grises”… El PSOE lleva algunas semanas desplegando todo su aparato de propaganda para intentar dañar al Gobierno de Mariano Rajoy donde más le duele: en la gestión de su imagen ante la opinión pública.

Los primeros pasos del Partido Popular al frente del país se han caracterizado, efectivamente, por una cierta torpeza a la hora de explicar sus políticas, de digerir los tropiezos, de coordinar los anuncios, de evitar las contradicciones, de moderar sus reacciones.

Por ese flanco ha decidido atacar el PSOE de Rubalcaba utilizando un argumento tan falaz como efectivo: otra vez ha llegado el dóberman. Una vez más, el recurso al miedo. Una vez más, el guiño al totalitarismo fascista de un gobierno legitimado por las urnas.

Zapatero llegó al poder y decidió cambiarlo todo. Todo menos lo realmente importante: la economía. Giro radical en la política exterior con cambio de aliados, revisión de las misiones militares en el extranjero, miembros y miembras, matrimonio homosexual, reapertura de fosas, liquidación de las estatuas de Franco…

Todo aquel proceso era legítimo, faltaría más. Aquel bandazo estaba justificado.

Sin embargo, ahora que otros se han instalado en La Moncloa, ahora que ha llegado otro equipo a la sala de mando, avalado por un mayor respaldo ciudadano que entonces, es que han desembarcado “los grises”, que ha llegado “el rodillo”.

¿Qué está pasando? Pura propaganda.

Fíjense en los argumentos que se están utilizando:

-- “Cuando la derecha tiene mucho poder, como ocurre ahora en España, se emborracha. Y cuando la derecha se emborracha de poder empiezan los desmanes”.

 

-- “Cuidadito, que la derecha con tanto poder se vuelve impredecible y la sociedad no puede resignarse a que sea así. Tenemos que conseguir que la gente no se resigne”.

-- “El PP está agrediendo gravemente el Estado del Bienestar, lo ha hecho en las comunidades donde ha gobernado hasta ahora”.

Son mensajes tramposos, consignas mentirosas, que van calando sutilmente en la ciudadanía.

Hablo abiertamente de trampa porque las primeras medidas anunciadas por los ministros de Rajoy estaban en el programa electoral del Partido Popular. No hay engaño, ni artimañas.

Los cambios en la ley del aborto, el replanteamiento de la píldora del día siguiente, la revisión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, de la Ley de Costas, de la vida de las centrales nucleares o del sistema de elección para el Consejo General del Poder Judicial eran cambios anunciados en campaña electoral. Precisamente en aquella campaña electoral en la que Rubalcaba se empeñaba en decir que Rajoy escondía sus verdaderas intenciones.

El PSOE trata de confundir, de enfangar el campo de batalla, para evitar el daño que le han supuesto algunos anuncios sorprendentes de este Gobierno. Sólo dos ejemplos: el anunciado decreto para limitar el sueldo de los banqueros y el código hipotecario que incluye la dación en pago (que baste con entregar la vivienda para cancelar la deuda de los hipotecados morosos).

Son dos medidas progresistas que ni Zapatero ni Rubalcaba se atrevieron a tomar. Por eso el PSOE recurre ahora a la demagogia y al enredo: para ocultar el bochorno, para confundir, para no dejar pensar a su electorado, que difícilmente puede tolerar que la derecha se muestre más sensata y más liberal que sus presuntos representantes.

El PP debería ser más hábil y evitar que este mensaje cale. Pero de momento, no veo que lo esté logrando.

Más en twitter: @javierfumero

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