Javier Fumero

El bien que ha hecho el bebé de Bescansa

La imagen más mediática de este miércoles en el Congreso de los Diputados se la llevó, por méritos propios, Carolina Bescansa. Apareció con su bebé en el hemiciclo donde tuvo al niño en danza durante toda la mañana.

Diego, que así se llama la criatura, ha pasado ya al imaginario colectivo nacional, a pesar del extraño mohín de su madre cuando exigió a los periodistas, minutos después de situarlo voluntariamente ante todos los focos, que pixelaran su carita. ¿En qué quedamos?

Incongruencias a parte, hubo críticas encendidas y loas ardientes por el suceso. Mi balance es bastante positivo. Y me explico.

Es verdad que:

-- El acto parece puro y simple postureo. De hecho, Bescansa ha sido muy criticada por el pasado día 6 de diciembre también  se presentó en el Congreso con su niño en brazos para el acto de homenaje a la Constitución. Nada más sacarse la foto, se lo dejó a la cuidadora que se lo llevó a casa.

-- Ocurrencias de este estilo banalizan la política. Un diputado está para desplegar todo su talento, ideas y soluciones para la mejora de un país. No están para gestitos demagógicos que provocan notoriedad y marca al protagonista, pero poco o nada para un país. ¿Qué será lo próximo? ¿Presentarse con un albañil para denunciar los abusos inmobiliarios?

-- Este suceso supone instrumentalizar de algún modo la maternidad. Utilizar algo inocente, como un niño de meses, para cualquier fin es un riesgo grande. Porque un niño no puede ser un medio, debe quedar fuera de cualquier campaña. ¿O es que todo está permitido? ¿No tenemos límites éticos?

-- Es cierto que el Congreso cuenta con una guardería oficial en el propio recinto del Congreso, donde el niño de Bescansa habría estado mucho mejor que en el hemiciclo. Ella debía haber aprovechado ese servicio y dedicarse por entero a su trabajo, que es para lo que le pagamos todos los españoles.

Todo esto es cierto. De acuerdo. Pero no es menos cierto que:

 

-- Ha logrado visualizar, como ninguna campaña, un problema real. Y la política también va de esto: de llevar a la primera plana los desafíos de un país. ¿Por qué se permiten los lobbys de presión –que parecen mucho más deshonestos- y nos sienta tan mal que alguien utilice un ardid de este estilo para concienciar a sus señorías?

-- Carolina Bescansa ha llevado al Congreso la voz de quienes no pueden pagarse una guardería privada. De todos aquellos que quieren tener hijos y estarían encantados de traerlos al mundo, si pudieran disponer de un servicio para cuidarlos cuando ellos estén trabajando.

-- En las últimas 24 horas se ha hablado de la maternidad, de la conciliación, de los horarios de trabajo y de las guarderías como nunca se había hecho. Y ojo: es muy importante que abordemos cuanto antes esta cuestión porque España tiene un problema muy grave. España y Europa, en general, donde ya hay bastantes países con más ataúdes que cunas: Alemania, Bélgica, Estonia, Grecia, Italia, Letonia, Lituania, Hungría, Portugal, Rumania y Croacia. Por ir concretando.

La escasa natalidad está siendo un obstáculo para el crecimiento económico, reduce el número de trabajadores, dispara el gasto en pensiones… De hecho, todo indica que para sostener a nuestros mayores los trabajadores tendremos que trabajar más años, tener menos vacaciones, pagar más impuestos y cobrar jubilaciones más reducidas, a no ser que tengamos planes privados de pensiones.

Estamos ante la mayor amenaza al estado del Bienestar. De poco sirven los “derechos adquiridos” si no hay suficiente mano de obra que puedan financiarlos y sustentar a nuestros ancianos y a nosotros mismos.

Por todo esto, siendo consciente del uso que se ha hecho de un bebé y de un recinto parlamentario, considero que ha merecido la pena.

Más en twitter: @javierfumero

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