Javier Fumero

Es el centro político, estúpido

Si no recuerdo mal, la frase pertenece a James Carville, el asesor de Bill Clinton que llevó a una inesperada victoria al político demócrata en 1992 repitiendo este mantra: “¡Es la economía, estúpido!”.

Carville logró llevar a un desconocido gobernador de Arkansas al despacho oval de la Casa Blanca por la sencilla vía de recordarle a los votantes que lo importante son sus problemas más cotidianos. Por entonces, George Bush (padre) recorría los Estados Unidos enorgulleciéndose de la política exterior norteamericana: el fin de la Guerra Fría, el conflicto en el Golfo Pérsico. Que si quieres arroz, catalina…

En estos momentos, España afronta dos citas decisivas en las urnas. Las municipales y autonómicas del día 24 y las generales, a finales de año. Ante estos dos desafíos estamos asistiendo a un hecho inédito hasta ahora en nuestro país: una pugna cerrada por el centro político español.

Partido Popular, PSOE, Ciudadanos, Podemos y UPyD luchan a brazo partido por ser identificados como legítimos representantes de esa horquilla ideológica. Si me apuran, tirando un poco a la izquierda. Pero sólo ligeramente. La guerra sin cuartel es por el centro-izquierda.

¿Por qué?

El siguiente cuadro, que vi publicado hace algunos años en el diario El País, lo explica bastante gráficamente:

Como aquí se puede ver, España es un país mayoritariamente de izquierdas pero sobre todo, de centro. El relato entonces es muy sencillo: si uno logra implicar a los votantes del centro-izquierda tiene ganadas las elecciones. Y en ello están:

-- Mariano Rajoy tiene desmovilizada a la derecha. Por los casos de su corrupción, por la caja B del Partido Popular, por aquella subida de impuestos que contradijo el programa electoral de los ‘populares’, por sus incumplimientos con el aborto, por su lejanía con los ciudadanos, por la falta de contundencia con Cataluña, por la desafección de las víctimas de ETA... Debe recuperar su confianza y evitar que los demás le coman las tostada.

 

-- Pedro Sánchez lleva meses intentando estabilizar al PSOE, que atravesaba hasta anteayer una grave crisis de identidad. No puede hablar de economía porque España está saliendo de la crisis que ellos no supieron capear. Se centrará por tanto en los derechos sociales: la igualdad, la sanidad, las becas, la ley de dependencia, la violencia de género…

-- Albert Rivera ha reconducido hábilmente su programa. Hasta hace muy poco era un partido liberal al uso. Ahora acaba de mutar ante nuestros ojos de capullo a mariposa: ahora es socialdemócrata. Le roba votantes al PP, al PSOE y a UPyD. Esto es vampirismo puro y duro.

-- Lo de Pablo Iglesias está siendo de aurora boreal. El líder de Podemos está dispuesto a afrontar una crisis interna como la que ha vivido con tal de reconducir la nave hacia los caladeros del centro izquierda. Es muy consciente de que si no quiere convertirse en un partido residual e irrelevante, al estilo Izquierda Unida, debe moderar sus propuestas. En ello está, aunque se deje muchísimos pelos en la gatera. Merece la pena: se juega cientos de miles de votos.

Más en twitter: @javierfumero

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