Javier Fumero

El debate más inútil del año

Este martes pude seguir con atención el Debate sobre el estado de la Nación. Y me llamaron la atención varias cosas:

-- No entiendo el énfasis que pone Mariano Rajoy en que España va bien. Aunque así sea, por respeto a tantos que aún no lo sienten en sus carnes, debería mitigar más su discurso. También porque esa fue una de las críticas principales del PP a Zapatero: el uso de los ‘brotes verdes’ como baza electoral.

-- Me sorprendió el virulento ataque a Pedro Sánchez. Lo ninguneó, lo descalificó… llegó a sostener que no debía volver a la tribuna de oradores del Congreso. Lo justificó diciendo que no está a la altura, no tiene nivel. Calificó su intervención de patética. A todas luces, excesivo.

-- No es de recibo que el presidente del Gobierno haya dedicado a la corrupción sólo dos minutos de un discurso que duró hora y media. Se trata de la principal preocupación de los españoles sólo superada por el paro, según los datos del último CIS. En este sentido, el ‘silencio’ del presidente parece un cierto desprecio al sentir del pueblo.

-- Pablo Iglesias se coló en el Congreso. Me parece algo inaudito. Cuando esté en su escaño, que tenga su espacio. Pero mientras tanto… Lo de este martes no era un mítin, era un balance de gobierno. Por eso no logro entender qué pintaba ahí. Hasta en tres ocasiones aludió Rajoy a Podemos, esa “ventolera ideológica” que amenaza la recuperación.

-- Sigo pensando que esas intervenciones a voces de sus señorías durante el discurso de los líderes políticos es una absoluta falta de respeto a los españoles. Lo mínimo que se les puede pedir a nuestros representantes es educación. Con sus abucheos, gritos, pataleos y alaridos ofrecen un ejemplo bochornoso.

-- Tampoco entiendo la espantada que se produce en el hemiciclo cuando termina la intervención de los líderes del Partido Popular y del PSOE. Es una falta de respeto a las formaciones más pequeñas: la sala queda prácticamente vacía. Para eso, que cierren el chiringuito y nos ahorramos dinero.

Como conclusión, sólo diré una cosa más. Me parecen cada vez más inútiles estos debates diseñados inicialmente para dar cuenta pública de la actuación de un gobierno y la exigencia de responsabilidades por parte de la oposición. Cada líder le habla a los suyos. Son más importantes los eslóganes que la realidad. Se han convertido en un show y en una pérdida de tiempo.

Más en twitter: @javierfumero

 
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