Javier Fumero

Y si las encuestas sobre Cataluña están cocinadas

Ya lo he dicho en otras ocasiones. Las encuestas son sólo eso: rastreos, toma parcial de datos sobre el estado de ánimo de los ciudadanos en un momento concreto. Por eso, un servidor no se fía un pelo de esos datos.

Llevamos demasiado tiempo asistiendo a descalabros demoscópicos que siempre, no se sabe cómo, encuentran justificación: o el voto oculto desvirtuó las muestras o la horquilla incluía esa variación final.

Sin embargo, a mí lo que me fascina es la llamada “cocina”, ese trabajo en la sombra que permite corregir los fríos datos que arroja un cuestionario inicial y modificarlo para que su resultado sea más fiable… o no.

Un ejemplo: si uno pregunta a qué partido va a votar usted, recoge un tanto por ciento de adeptos a un partido. Esa cifra se debe corregir después al alza o a la baja a partir de los resultados obtenidos a través de otras preguntas adicionales, sobre “simpatía” (partido por el que siente más atracción), “recuerdo de voto”, candidatos “más valorados”

Se trata de completar el dato sobre intención directa de voto interpretando qué se esconde detrás de los que han respondido “no sabe, no contesta” (cercano muchas veces al 20%), el voto en blanco y la abstención. La cocina debe interpretar estos silencios y tratar de aproximarse al resultado real.

Insisto. Es un procedimiento legítimo y eficaz, necesario incluso para corregir deficiencias del muestreo, pero sólo si se hace honestamente. O sea, que si se quiere conseguir que alguien suba o baje hay modos de hacerlo y que parezca un accidente.

Digo todo esto a cuenta de los sondeos publicados el pasado fin de semana sobre las elecciones catalanas. Prácticamente todos los muestreos recogen un significativo ascenso de la candidatura independentista ‘Junts pel Sí’. Es curioso.

Lo que voy a decir es una simple intuición, vaya por delante. Pero tengo para mí que la fortaleza de la candidatura independentista que se está anunciando desde hace semanas podría obedecer a la “cocina”. Una maniobra dirigida a movilizar al electorado contrario a la ruptura con Cataluña.

Porque todos los entendidos coinciden en señalar que a mayor participación en las urnas, peor resultado sacará Artur Mas y sus muchachos. De ahí que si uno ve peligrar la unidad de España es muy tentador salpimentar un poquito las encuestas para incentivar a los soberanistas y animarles a que se tomen en serio la cita con las urnas el 27-S.

 

El Gobierno estaría dispuesto, de eso no hay duda, a apoyar un movimiento de estas características. Hay mucho en juego.

Como digo, no tengo datos de que algo así esté pasando. Es pura y simple especulación. Me lo haré mirar, no se preocupen.

Más en twitter: @javierfumero

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