El estirón de la infanta Leonor

Me han llamado la atención las fotografías que he visto estos días en las que aparece la infanta Leonor, vistiendo una camiseta de la Selección Española de Fútbol. Claramente, este año ha dado un estirón.

A Leonor se le ve mayor. El próximo 31 de octubre cumple 7 años, pero crece deprisa. Sin embargo, sigue siendo eso: una niña. En sus apariciones públicas no se le ve acartonada, rígida, impostada... Es bastante natural, a pesar de verse asaltada por tantas cámaras y micrófonos.

Ya he dicho alguna vez que Leonor tiene ese encanto de los críos cuando dan rienda suelta a su desparpajo. Habla mucho, se encara, señala, pregunta, corretea… ni siquiera tiene miedo a los periodistas (y es para tenerlo, pobrecilla, pero eso ya llegará).

Siempre se le ve alegre, vivaracha, divertida. Imagino que, en el día a día, habrá sus perreras y trastadas. Pero en público aparece, en todo momento, pizpireta y jaranera. Ni un signo de niña mimada, consentida o resabiada.

Y digo que me gusta por todo lo que esa actitud esconde: se intuye una educación sensata, en libertad, con una disciplina sin excesos, que no encorseta ni reprime sino templa.

También por esto, que realmente no deja de ser una especulación, pienso que Letizia Ortiz se está consolidando en su papel como esposa del futuro Rey de España. Me llama la atención cómo ha logrado hacerse con el cargo y estar perfectamente a la altura del mismo. Sin una mala salida, sin perder su sitio, con estilo y naturalidad.

Pienso que el maduro estirón de la infanta Leonor confirma, a mi juicio, a la Princesa de Asturias como un elemento benéfico para la monarquía española.

Más en twitter: @javierfumero

 
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